Los videojuegos violentos no aumentan la agresión y pueden ser beneficiosos, según estudio
La idea de que los videojuegos hacen que las personas sean más violentas ha sido objeto de debate durante muchos años. Sin embargo, la evidencia empírica no parece respaldar esta afirmación. Un nuevo estudio demuestra que, en lugar de aumentar la agresividad, jugar videojuegos violentos puede reducir los niveles de hormonas de estrés en algunos jugadores, revelando que la relación entre el contenido de los videojuegos y el comportamiento del jugador es más compleja de lo que se suele asumir.
Este debate sobre los videojuegos violentos fue justamente lo que motivó a los investigadores de la Universidad de Luxemburgo a examinar más de cerca la asociación supuesta mediante el examen de los efectos fisiológicos y psicológicos de los videojuegos violentos en los jugadores. Gary L. Wagener, líder de la investigación publicada en Physiology & Behavior, decidió profundizar en los efectos de los videojuegos violentos en la agresividad de los jugadores. Reclutó a 54 participantes masculinos a través de listas de correo universitarias, redes sociales y carteles publicitarios. Cada participante fue asignado al azar para jugar una parte violenta o no violenta del videojuego Uncharted 4: A Thief’s End. Cada participante jugó su pasaje asignado durante 25 minutos.
Antes y después de que los participantes jugaran el juego, los investigadores midieron sus niveles de cortisol (una hormona del estrés) y testosterona utilizando muestras de saliva. Los participantes también completaron cuestionarios para medir sus rasgos de personalidad, incluyendo niveles de narcisismo, psicopatía, sadismo y maquiavelismo. Finalmente, los participantes realizaron una Prueba de Asociación Implícita para medir sus tendencias agresivas. Contrariamente a lo que se podría esperar, los resultados no encontraron cambios significativos en los niveles de testosterona en ninguno de los grupos. Además, los participantes que jugaron la parte violenta del juego en realidad tenían niveles más bajos de cortisol después de jugar. Esto sugiere que, en lugar de aumentar el estrés, el contenido violento podría haber relajado a los jugadores.
Es importante tener en cuenta que este estudio tiene sus limitaciones. En primer lugar, los resultados no pueden generalizarse necesariamente a otros juegos. Wagener y sus colegas continúan ampliando el material que utilizan para obtener una comprensión más completa de estos hallazgos. Además, el estudio se centró únicamente en participantes masculinos. Esto se hizo principalmente para reducir la variabilidad y controlar los factores relacionados con los ciclos menstruales y los anticonceptivos orales, que podrían afectar los niveles hormonales. Esto abre la posibilidad de estudiar la influencia que los juegos violentos pueden tener en las mujeres.
Así que, mientras tanto, no temas disfrutar de tus videojuegos favoritos sin preocuparte por su impacto en tu nivel de agresividad.
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