Un gran jurado federal estadounidense acusó esta semana a Mark Adams Prieto, de 58 años y residente en Arizona, de tráfico de armas de fuego, transferencia de un arma de fuego para su uso en un delito de odio y posesión de un arma de fuego no registrada, todo ello en relación con su plan de organizar un tiroteo masivo en un concierto de Bad Bunny, de acuerdo con NBC News. Según las autoridades, Prieto pretendía “incitar a una guerra racial” antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de este año.

Su imputación se produjo tras una investigación que duró meses y que dio lugar a la detención por el FBI de Prieto el mes pasado antes de las fechas de Atlanta, Georgia de la gira norteamericana de Bad Bunny detrás del álbum Nadie Sabe Lo Que Va a Pasar Mañana, contra las que había planeado atentar. En octubre, un informante dijo al FBI que Prieto quería iniciar una guerra racial, tras haber hablado supuestamente con él más de quince veces en ferias de armas en las que era vendedor a lo largo de tres años.

En el último año, Prieto había estado “abogando repetidamente por un tiroteo masivo”, dirigido específicamente contra negros, judíos y/o musulmanes, según la declaración jurada. “Prieto cree que la ley marcial se implementará poco después de las elecciones de 2024 y que un tiroteo masivo debe ocurrir antes”, dijo el informante, con Prieto supuestamente habiéndole preguntado a finales de 2023 si estaban “listos para matar a un montón de gente”.

Mientras estaba bajo la vigilancia del FBI, Prieto supuestamente trató de reclutar tanto al informante como a un agente encubierto del FBI para que le ayudaran a planear un tiroteo masivo en un concierto de rap en Atlanta mientras les vendía armas, pensando que habría mucha gente negra allí; quería un gran número de cadáveres y planeaba dejar banderas confederadas como mensaje.

El 14 de mayo, fecha del primer concierto de Bad Bunny en Atlanta, Prieto fue detenido en la carretera interestatal de Nuevo México. Admitió haber discutido planes para un tiroteo masivo en un lugar público de Atlanta, como un concierto de “rock” al que asistían jóvenes y minorías, pero afirmó que en realidad no había planeado llevarlo a cabo. Prieto también admitió haber vendido una AR-15 al agente encubierto y haberle dicho que el arma de fuego sería buena para utilizarla en un ataque de ese tipo.

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