Bélgica se convirtió esta semana en el primer país del mundo en aprobar una ley laboral sobre contratos de trabajo para trabajadoras del sexo. Según la ley, por ejemplo, si una trabajadora sexual rechaza a un cliente más de diez veces en seis meses, su proxeneta puede provocar la intervención de un mediador gubernamental, pero no puede despedir a la empleada. También da derecho a seguro médico, pensiones, prestaciones por desempleo y familiares, vacaciones y baja por maternidad.

“Esta ley es una primicia mundial. No me canso de repetir lo importante que es”, declaró Daan Bauwens, portavoz de UTSOPI, el sindicato de trabajadoras del sexo de Bélgica. “Con este modelo, Bélgica está demostrando realmente que quiere proteger a los profesionales del sexo, independientemente de los juicios morales que la gente pueda tener sobre la profesión”, declaró a The Brussels Times. Añadió: “Esperamos que esto pueda conducir a una inversión de la reciente tendencia a criminalizar a los clientes en Europa. Esperamos que otros países copien este texto, como hicieron en temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto, la eutanasia y los derechos trans”.

La ley hace legal dar a las prostitutas contratos de trabajo, después de que Bélgica se convirtiera en 2022 en el primer país de Europa en despenalizar el trabajo sexual por cuenta propia. Otorga ciertos derechos a la trabajadora y condiciones a su empleador. Entre ellos, el derecho a rechazar a un cliente o un acto sexual, así como el derecho a interrumpir un acto sexual en cualquier momento sin temor a despido o castigo. Las trabajadoras del sexo también tienen derecho a realizar un acto sexual como deseen y a negarse a sentarse detrás de las ventanas estilo Ámsterdam, que también se utilizan en Bélgica, o a notificar si su seguridad está en peligro.

Invocar cualquiera de estos derechos más de 10 veces en medio año puede dar lugar a que el servicio de mediación del gobierno sea llamado por el trabajador o el empresario. Las trabajadoras del sexo también pueden rescindir su contrato en cualquier momento sin plazo de preaviso y no pierden su derecho al subsidio de desempleo al poner fin a su relación laboral. El anonimato de los trabajadores estará protegido porque los contratos se facilitarán bajo el mismo epígrafe que los que se dan a los trabajadores de la hostelería en el sector de la restauración y la hotelería. Con ello se pretende garantizar que puedan optar a otros empleos sin temor a ser discriminados.

Algo importante: La ley no incluye a los actores pornográficos, strippers o artistas de webcam. Los empleadores o proxenetas deberán tener una oficina registrada en Bélgica y solicitar la aprobación antes de poder ofrecer los contratos. Se les denegará la autorización si han sido condenados por delitos como agresión sexual, asesinato, extorsión, abuso de trabajadoras del sexo o voyeurismo. Deben proporcionar a sus trabajadoras un botón de alarma, que debe estar en la habitación donde se prestan los servicios sexuales o ser portátil si este se desplaza hasta el cliente. El Parlamento belga aprobó la ley, tras años de presión por parte de las trabajadoras del sexo, con 93 votos a favor, 33 abstenciones y ningún voto en contra.

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