Tras semanas de bloqueo, la plataforma X (antes Twitter) ha restablecido el acceso a contenido para adultos en gran parte de Europa. Sin embargo, este regreso viene con un requisito estricto: para ver publicaciones marcadas como sensibles, los usuarios deben validar su edad mediante una selfie o una copia digital de su documento de identidad.

Esta nueva política responde a la necesidad de cumplir con la Online Safety Act del Reino Unido y el Reglamento de Servicios Digitales (DSA) de la Unión Europea. Ambas normativas buscan impedir que menores accedan a material sexualmente explícito, imponiendo a las plataformas la obligación de implementar mecanismos sólidos de verificación.

Para facilitar este cambio, X lanzó esta semana una actualización de su aplicación móvil que soluciona los problemas que impedían el acceso al contenido para adultos y activa el nuevo sistema de verificación de edad, solicitando a los usuarios tomarse una selfie o subir su documento oficial para desbloquear las publicaciones sensibles.

Al intentar acceder a contenido para adultos, X exige que el usuario suba una foto selfie o una imagen de su documento de identidad oficial para confirmar que es mayor de edad. Si la verificación es aprobada, el acceso se desbloquea; en caso contrario, el contenido permanece bloqueado.

La medida ha generado opiniones divididas: mientras algunos la consideran un paso necesario para proteger a los menores, otros la ven como una invasión a la privacidad. Las preocupaciones principales giran en torno al manejo, almacenamiento y seguridad de los datos personales recogidos durante el proceso.

Expertos en ciberseguridad advierten sobre riesgos como filtraciones, hackeos y uso indebido de información sensible. Por su parte, organizaciones pro-privacidad cuestionan la eficacia real de estas medidas y temen que se fomente una mayor vigilancia digital. X ha declarado que seguirá trabajando para mejorar el sistema y equilibrar la legalidad con la protección de la privacidad, aunque por ahora el acceso a contenido para adultos en Europa está condicionado a este delicado intercambio de datos personales.

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