En la era digital, casi todo el mundo está conectado, y ahora, gracias al servicio Starlink de Elon Musk, incluso las tribus remotas de la selva amazónica tienen internet. Jack Nicas, periodista del New York Times, y Victor Moriyama, fotógrafo, se adentraron unos 80 kilómetros a pie en la selva tropical para llegar a las aldeas marubo. Allí, fueron testigos de primera mano de cómo la tribu indígena lucha por mantener su cultura tradicional a la vez que se conecta al resto del mundo en línea.

La entrada de Starlink en Brasil en 2022 hizo posible la conexión digital de alta velocidad. El producto de SpaceX ha establecido el acceso a Internet en lugares remotos de todo el mundo utilizando satélites Starlink de órbita baja. Algunos de los ancianos de la aldea dijeron al NYT que las generaciones más jóvenes han estado menos interesadas en las formas de vida tradicionales desde que Internet llegó a la comunidad: Una anciana dijo que la gente de la tribu se ha vuelto “perezosa” y está “aprendiendo las costumbres de los blancos”, pero aun así pidió que se mantuviera el acceso a Internet.

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Enoque Marubo (todos los marubo llevan el mismo apellido), líder de la tribu, es uno de los principales defensores del acceso a Internet. Sin embargo, señala que al principio Internet era “perjudicial”, sobre todo para el régimen de caza y pesca de la tribu. Con tanto que buscar en la red, nadie quería hacer el trabajo. Por este motivo, Enoque y otros dirigentes acordaron poner límites al acceso a Internet, que ahora solo está disponible dos horas por la mañana, cinco horas por la tarde y los domingos.

Alfredo Marubo, líder de una asociación de aldeas Marubo, declaró al medio que está especialmente inquieto por la nueva prevalencia de la pornografía entre los jóvenes de la tribu. Aunque la cultura tradicional de la tribu desaprueba las relaciones románticas en público, como los besos, Alfredo afirma que muchos chicos han estado compartiendo vídeos sexualmente explícitos en chats de grupo. Incluso los videojuegos, en concreto los shooters en primera persona, se han convertido en un problema para la tribu, ya que algunos ancianos temen que inspiren la violencia. Otros están tan ensimismados con sus teléfonos que “ni hablan ya con sus familias”.

La cuestión del acceso a Internet ha desencadenado agrias disputas entre los líderes políticos marubo, con argumentos a favor y en contra de su uso. Antes de la instalación de las antenas Starlink en la región, muchos marubo ya tenían teléfonos móviles. Los teléfonos se utilizaban para comunicarse cuando estaban en la ciudad o para hacer fotografías. Por supuesto, que estas tribus tengan acceso a internet no es del todo malo. Con Starlink, los marubo pueden estar mejor conectados con otras aldeas cercanas, alertarse mutuamente de posibles peligros y descubrir nuevas oportunidades laborales y educativas. Por ahora, y pese a los problemas, los líderes marubúes no tienen planes de deshacerse de Internet en sus comunidades.

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