Un marcapasos cerebral ayudó a una mujer con depresión paralizante, y pronto podría estar disponible para otros pacientes

La depresión es una enfermedad mental debilitante que afecta a millones de personas en todo el mundo, y a pesar de los avances en los tratamientos disponibles, hay un grupo considerable de pacientes que no responde a las terapias tradicionales. Ahora, un nuevo enfoque llamado estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) está brindando esperanza a aquellos que sufren de depresión crónica resistente a otros tratamientos. La estimulación cerebral profunda utiliza impulsos eléctricos para modular la actividad cerebral y ayudar a controlar los síntomas de diversas enfermedades neurológicas y psiquiátricas. Aprobada para condiciones como la enfermedad de Parkinson y la epilepsia, la DBS se ha convertido en una opción prometedora para el tratamiento de la depresión resistente, de acuerdo con un artículo de AP.
En lugar de tratar los síntomas de la depresión con medicamentos o terapia tradicional, la DBS apunta directamente al cerebro, generando impulsos eléctricos a regiones específicas para regular la actividad neuronal. Este enfoque innovador ha demostrado ser eficaz para muchas personas que no han encontrado alivio con otros tratamientos. El reporte incluye un testimonio de Emily Hollenbeck, que demuestra cómo la estimulación cerebral profunda puede cambiar la vida de alguien que vive con depresión crónica. Emily, quien experimentó síntomas depresivos desde temprana edad, describe su depresión como un “agujero negro” que la dejaba sin fuerzas para moverse. Con ambos padres habiéndose quitado la vida, Emily sabía que su enfermedad podía ser mortal.
Desesperada por encontrar una solución, Emily se sometió a una cirugía cerebral para recibir la DBS como parte de una terapia experimental. El procedimiento implicó la inserción de electrodos en una región específica de su cerebro llamada corteza cingulada subcallosa, que regula el comportamiento emocional y está relacionada con los sentimientos de tristeza. El resultado fue casi inmediato. Emily comenzó a experimentar una mejoría en su estado de ánimo y una sensación de alivio del peso emocional que la había estado agobiando durante tanto tiempo. La DBS le permitió redescubrir el placer de actividades cotidianas, como escuchar música, que antes le resultaban imposibles de disfrutar.
En un cerebro sano, la actividad eléctrica fluye sin problemas en todas las áreas, permitiendo un equilibrio emocional y conductual. Sin embargo, en personas con depresión, esta actividad se ve interrumpida, atrapando a las señales emocionales en un bucle negativo. La DBS actúa como un “marcapasos para el cerebro”, enviando impulsos eléctricos controlados a regiones específicas para restablecer el equilibrio y desbloquear el circuito emocional atrapado. Al hacerlo, se cree que la DBS permite que el cerebro recupere su funcionamiento normal y libere a la persona de los síntomas debilitantes de la depresión.
A medida que los equipos de investigación continúan avanzando, la compañía Abbott está preparando un gran ensayo clínico que podría allanar el camino para la aprobación de la DBS como tratamiento para la depresión resistente. Si se logra esta aprobación, se espera que la DBS esté más ampliamente disponible y brinde esperanza a millones de personas que actualmente no tienen opciones efectivas de tratamiento. Si bien la DBS aún se encuentra en una etapa de investigación y desarrollo, los avances recientes y los resultados prometedores sugieren que esta terapia podría convertirse en un tratamiento más ampliamente disponible en el futuro.
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