Un grupo de activistas vandalizaron en París la pintura El origen del mundo (1866), de Gustave Courbet, que varias veces ha sido objeto de polémica, en el Centro Pompidou-Metz. Junto a la obra de Courbet, otras obras de arte fueron marcadas con pintura roja con inscripciones que simplemente decían MeToo, y una obra bordada de Annette Messager también fue arrancada de su lugar de exposición. A pesar del tumulto, la provocativa representación de una vulva de Courbet, cedida por el venerado Museo de Orsay, permaneció intacta, protegida por un cristal.

Sin embargo, no pudo decirse lo mismo de las piezas circundantes, que se quedaron con la marca roja de la protesta. Deborah de Robertis, una de las artistas artista en el centro de la conmoción, reveló a los periodistas su papel en la organización de lo que calificó de performance bajo el lema On ne sépare pas la femme de l’artiste (No se separa a la mujer del artista). Las imágenes de vigilancia captaron el momento en que dos mujeres blandieron las palabras MeToo en la obra maestra de Courbet y en otra de la artista feminista Valie Export.

La protesta se extendió más allá de los dominios de Courbet, dirigiéndose contra cinco piezas de una exposición dedicada al psicoanalista francés Jacques Lacan. Entre cánticos, los participantes desviaron hábilmente la atención de la seguridad del museo, facilitando el acto de protesta. Las fuerzas del orden respondieron rápidamente y detuvieron a dos mujeres en el lugar de los hechos. Mientras tanto, la propia Deborah de Robertis es sospechosa de haber robado la creación bordada en rojo de Annette Messager, Je pense donc je suce (Pienso, luego apesto). Robertis, en declaraciones a la AFP, defendió el acto como un “gesto de reapropiación”, citando conexiones personales con un cocurador supuestamente implicado en casos anteriores de conducta sexual inapropiada.

El cuadro de Courbet es conocido por atraer la controversia y el debate generalizado. En 2011, Facebook prohibió la icónica pintura de Courbet en su plataforma. La obra de 1866, famosa por su representación explícita de los genitales femeninos, ha sido durante mucho tiempo objeto de leyes contra la obscenidad. La decisión de Facebook de censurar la obra maestra de Courbet planteó cuestiones sobre los límites de la expresión artística y la censura en la era digital. Aunque el gigante de las redes sociales alegó sus normas comunitarias contra la desnudez y el contenido explícito como motivo de la prohibición, los críticos sostienen que la medida ahoga la libertad artística y el discurso cultural.

El origen del mundo se considera una obra fundamental de Courbet. Su atrevida representación de la anatomía femenina desafiaba las normas y convenciones sociales en su momento.

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