Un grupo de hombres de ultraderecha irrumpen con un “haka” en una marcha LGBTIQ+ en Nueva Zelanda
La Rainbow Parade, uno de los eventos más importantes para la comunidad LGBTIQ+ en Auckland, fue interrumpida este sábado por un grupo de ultraderecha vinculado a la organización cristiana fundamentalista Destiny Church. Liderados por el siempre polémico Brian Tamaki, alrededor de veinte hombres vestidos con camisetas negras que decían Man Up (Sé un hombre) bloquearon el desfile mientras realizaban un haka, una acción que combinó agresividad, apropiación cultural y, sobre todo, un desprecio absoluto hacia el mensaje de diversidad y amor que representaba el evento.
El haka, una performance tradicional maorí que suele emplearse como símbolo de unión y respeto, fue aquí transformado en un gesto de confrontación. Los manifestantes no solo bloquearon el paso en Ponsonby Rd, sino que lo hicieron frente a la policía, desafiando directamente a quienes marchaban por la igualdad.
Desde Destiny Church, Tamaki no tardó en celebrar la acción en redes sociales, dejando claro que todo fue planificado. “¡Nuestros hombres han tenido suficiente! ¡Destiny Church no tolerará más esta agenda woke que ha tomado Auckland!”, escribió, dejando claro que el acto no fue espontáneo, sino parte de su cruzada contra lo que llama “el libertinaje” de la Rainbow Parade. Para la comunidad maorí, en cambio, la utilización del haka en este contexto no solo es ofensiva, sino que desvirtúa el significado cultural y espiritual de esta tradición. Líderes indígenas han alzado la voz para rechazar la apropiación de su cultura como herramienta de odio.
Organizaciones LGBTIQ+ y activistas calificaron lo ocurrido como un ataque directo a la libertad de expresión y una prueba más de la intolerancia que grupos ultraconservadores buscan normalizar en espacios públicos. “El desfile representa amor, orgullo y resistencia, y no permitiremos que el odio tenga la última palabra”, declaró un representante de la marcha. Mientras tanto, el gobierno local ha sido duramente criticado por no actuar con mayor contundencia frente a esta invasión de ultraderecha.
Lo sucedido ha encendido el debate sobre la creciente tensión entre grupos conservadores y la diversidad cultural y social de Nueva Zelanda. Lo que está claro es que este choque en Auckland no será olvidado fácilmente, y promete dejar una marca en las discusiones sobre identidad, libertad y respeto en el país.
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