Trump quiere crear su propio Gaza-a-Lago, despertando la indignación mundial

La propuesta del presidente Donald Trump de que Estados Unidos tome el control de la Franja de Gaza ha generado un intenso debate internacional, especialmente en el contexto de la visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Durante su encuentro en la Casa Blanca, Trump sugirió que los palestinos deberían ser desplazados por completo a otros países y que su administración se encargaría de reconstruir Gaza, transformándola en una especie de “Riviera del Oriente Próximo”, aunque conociendo a Trump, se trataría de un Gaza-a-Lago.
Las respuestas a la propuesta de Trump han sido abrumadoramente negativas. Hamás, el grupo islamista que controla Gaza, calificó las declaraciones de “ridículas y absurdas”, advirtiendo que tales ideas podrían “incendiar” la región. Sami Abu Zuhri, portavoz de Hamás, enfatizó que el pueblo palestino no aceptará ser desplazado y que cualquier intento de hacerlo sería considerado una “receta para generar caos”. Esta postura fue respaldada por otros líderes palestinos, quienes señalaron que las sugerencias de Trump violan el derecho internacional y constituyen un llamado a la limpieza étnica.
Desde el ámbito internacional, las reacciones han sido contundentes. La ONU dijo que cualquier forma de deportación forzada está prohibida bajo el derecho internacional, mientras que varios países árabes, incluyendo Arabia Saudí, Egipto y Jordania, han rechazado la idea de un desplazamiento forzado de los palestinos. Arabia Saudí reafirmó su apoyo a un Estado palestino independiente como condición para normalizar relaciones con Israel. Asimismo, líderes occidentales como el primer ministro australiano y la ministra alemana de Asuntos Exteriores también expresaron su oposición a cualquier plan que implique el desplazamiento forzado.

Human Rights Watch declaró que desplazar por la fuerza a los palestinos sería una “abominación moral”, según el director para Palestina de la organización, Omar Shakir. “El derecho internacional humanitario prohíbe el desplazamiento forzoso de la población de un territorio ocupado. Cuando ese desplazamiento forzoso es generalizado, puede equivaler a un crimen de guerra o a un crimen contra la humanidad”.
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) también se pronunció en contra del plan, reiterando su compromiso con una solución de dos Estados como única garantía para la estabilidad y paz en la región, mientras que en Israel, las reacciones fueron mixtas. Mientras algunos miembros del gobierno y figuras de la oposición elogiaron las ideas de Trump como “creativas”, otros advirtieron sobre los riesgos asociados con su implementación.
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