Donald Trump vuelve a generar controversia al acusar a Ucrania de haber iniciado la guerra con Rusia, afirmando que el conflicto podría haberse evitado si el país hubiera negociado un acuerdo con Moscú. Las declaraciones fueron realizadas en una rueda de prensa en Mar-a-Lago, donde Trump mostró su descontento por las críticas de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, respecto a la exclusión de su país en las recientes conversaciones entre Estados Unidos y Rusia en Riad. Trump enfatizó que Ucrania debería haber terminado la guerra hace tres años y cuestionó la legitimidad del liderazgo de Zelenski.

Zelenski respondió a las acusaciones de Trump durante una conferencia de prensa, señalando que el expresidente estadounidense “vive en un espacio de desinformación”. El líder ucraniano subrayó que esta desinformación proviene de Rusia y criticó las afirmaciones de Trump sobre el índice de aprobación del presidente ucraniano. Zelenski también condenó los recientes ataques rusos a infraestructuras civiles en Ucrania, reafirmando su compromiso por la paz. ¿La respuesta de Trump?  Llamar “dictador” al presidente de Ucrania, intensificando una guerra pública de palabras entre ambos líderes. La acusación de Trump, publicada en su red social Truth Social, se produjo pocas horas después de que Zelenski le acusara de repetir la desinformación rusa.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, elogió a Trump por sus comentarios sobre el apoyo previo de Estados Unidos a la candidatura de Ucrania para unirse a la OTAN, sugiriendo que este apoyo fue uno de los factores que contribuyeron al inicio del conflicto. Lavrov destacó que las declaraciones de Trump son una señal de que comprende la posición rusa, lo que ha sido interpretado como un respaldo a la narrativa del Kremlin.

Las declaraciones de Trump han suscitado reacciones mixtas en Europa y Estados Unidos. Un portavoz del Gobierno francés calificó los comentarios de Trump “incomprensibles” y planteó dudas sobre la coherencia de la postura estadounidense en el conflicto. En medio de estas tensiones, el enviado especial de Trump, Keith Kellogg, viajó a Kiev para escuchar las preocupaciones ucranianas. Kellogg enfatizó la importancia de garantizar la seguridad y soberanía de Ucrania, buscando un enfoque conciliador en medio del clima político tenso. 

La situación actual no sorprende: durante su primer mandato, Trump tuvo una actitud bastante amigable hacia Rusia, lo que se refleja una vez más en su deseo de hacer un cambio significativo en la política exterior estadounidense hacia Ucrania, lo que podría tener repercusiones duraderas en las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados europeos. Veremos si un acuerdo de paz es realmente posible en estas condiciones. 

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