Halsey
The Great Impersonator
Los últimos años de Halsey han sido desafiantes con respecto a su salud, sobre todo desde el lanzamiento de su último y excelente álbum de 2021, If I Can’t Have Love, I Want Power. Desde que la conocemos, ha revelado una serie de problemas de salud crónicos, como endometriosis, síndrome de Ehlers-Danlos, síndrome de Sjogren, síndrome de activación de mastocitos y síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS); pero tras el nacimiento de su hijo en 2021, su salud se deterioró aún más, lo que provocó múltiples hospitalizaciones y una lucha contra síntomas graves. De hecho, en junio, Halsey anunció su quinto álbum de estudio junto con el lanzamiento de un sencillo llamado The End, acompañado de un emotivo post de Instagram, en donde expresó su gratitud por haber sobrevivido e insinuó que le habían diagnosticado lupus y un raro trastorno linfoproliferativo, un tipo de linfoma poco frecuente que engloba un grupo de enfermedades que implican la sobreproducción de linfocitos, un tipo de glóbulo blanco.
De hecho, pensaba que su quinto álbum, titulado The Great Impersonator, quizás sería el último de su carrera y de su vida. Para promocionar el álbum, Halsey tuvo una idea ingeniosa: cada día, hasta el 25 de octubre, día del lanzamiento del proyecto, se puso en la piel de un artista que ha influido en cada tema de su proyecto, desde Kate Bush y David Bowie hasta Fiona Apple y Tori Amos. Con tantas inspiraciones, podría pensarse que estamos ante un álbum compuesto por varios pastiches en lugar de un producto original, pero no es así. Al contrario, The Great Impersonator resulta ser el proyecto más vulnerable y personal de la carrera de Halsey.
Este ambicioso proyecto, compuesto por dieciocho temas, nos sumerge en un universo donde cada canción es un homenaje vivo a una personalidad artística que Halsey personifica (de ahí el título), pero describir The Great Impersonator en pocas palabras resulta todo un reto, pues se siente como dos álbumes conceptuales en uno, cada uno opuesto al otro. Por un lado, tenemos el homenaje de Halsey a sus ídolos y, por otro, un tema central que lo atraviesa todo: la angustia cruda. El tono oscuro del álbum aborda temas serios, las pruebas y tribulaciones acumuladas por la cantante a lo largo de los años como una auténtica colección de vulnerabilidad. Halsey no sólo evoca a su alter ego artístico, sino que nos presenta a Ashley Frangipane, que intenta esconderse tras estos íconos, como si tuviera miedo de abrir demasiado el pecho, guardándose un poco en caso de que esta sea la última vez.
Desde las primeras notas, el álbum nos envuelve: Only Living Girl In LA nos muestra a una Halsey vulnerable pero delicada, inspirada por Marilyn Monroe y llevada por una melodía que se eleva y una letra que desarma. La producción, impresionante y nostálgica a la vez, nos invita a un viaje experimental largo, y con sus muchos estilos diferentes, escuchar The Great Impersonator puede resultar laborioso, pero sigue siendo una obra completa. La portada del tema que da título al disco, Letter To God, está repartida en tres años diferentes y es en sí misma la encarnación de un concepto profundamente personal. Las tres versiones tratan de la evolución de Halsey en la vida y están producidas con el mismo coro; un Please God en evolución sobre su enfermedad comienza con I’ve gotta be sick y concluye con You’ve gotta be sick.
La huella de PJ Harvey se siente en Dog Years y el espíritu de Stevie Nicks flota sobre Panic Attack, pero ciertamente, algunas referencias son más explícitas que otras. En I Believe In Magic, Halsey altera sutilmente su dicción, evocando la esencia de Dolly Parton, aunque el estilo musical no la vincule directamente con la reina del country. En la canción que da título al disco (inspirada en Björk), su voz gira como una mariposa que emprende su último vuelo, aunque nunca llegue a sonar como la islandesa. Más adelante, en Darwinism, el ambiente es fantasmal, casi terrorífico, y el piano actúa como un cóndor que sobrevuela una llanura desértica. Arsonist, por su parte, hipnotiza con un estribillo susurrante y desolador. Luego está la rabia y la desesperación de Lonely Is The Muse, donde realmente brilla la voz de Halsey, a veces cínica, a veces torturada por los gritos. The End sigue siendo desgarradora pese a haber sido la primera canción del LP que escuchamos: When I met you, I said I would never die / But the joke was always mine ‘cause I’m racing against time / And I know it’s not the end of the world, but could you pick me up at eight? / ‘Cause my treatment starts today.
Con 18 temas compuestos entre la vida y la muerte, The Great Impersonator es una obra larga pero compleja y rica, en la que Halsey navega hábilmente entre el homenaje a sus héroes y la exploración de sus propios demonios. Por fortuna, este no es el final para ella, y la resiliencia no siempre suena perfecta. El álbum se siente como algo más que un proyecto conceptual: es un viaje a través de su vida y sus tormentos, que requiere varias y largas reescuchas para apreciarse realmente, algo que quizás solo harán los fanáticos de Ashley Nicolette Frangipane, pero que recomendamos a cualquiera que esté pasando por un momento incierto. Este álbum se siente como una odisea musical, un espejo de sus luchas interiores y un testamento de su resistencia. Aquí, fusiona lo lúdico y lo trágico, ofreciéndonos una experiencia sonora catártica e inolvidable.
Escucha The Great Impersonator en su totalidad a continuación.
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