Selena Gomez, la estrella que creció ante nuestros ojos desde los sets de Disney hasta convertirse en una de las artistas más influyentes de su generación, y Benny Blanco, el productor y compositor detrás de algunos de los éxitos más icónicos del pop moderno, han tejido su historia de amor no solo en redes sociales (logrando que nos preguntemos si no sabemos demasiado sobre sus vidas), sino en algo más perdurable: música.

Tras verlos en sesiones de fotos innumerables, en entrevistas donde han contado todos los detalles de su romance y hasta vídeos de San Valentín con bañeras llenas de queso derretido, el anuncio del álbum se sintió como el corolario cringe de su romance. Pero lo cierto es que en una era donde el cinismo parece reinar y cualquier gesto romántico es diseccionado hasta el agotamiento, I Said I Love You First es más bien un acto de rebeldía dulce. Es un álbum que celebra el amor sin vergüenza, pero con la suficiente inteligencia para no reducirse a un mero álbum de noviecitos. Es un reflejo de dos personas que, desde sus respectivas trincheras en la industria, decidieron convertir su romance en arte.  

El disco oscila entre la euforia y la vulnerabilidad, entre el synth-pop brillante y las baladas desnudas. Desde el primer track, que rescata una grabación de una Selena adolescente emocionada tras el final de Los magos de Waverly Place, queda claro que este no es solo un proyecto, sino una carta de amor con capas. Hay algo conmovedor en cómo ese fragmento del pasado dialoga con el presente: la niña que soñaba con ser artista ahora comparte su vida con alguien que la entiende en el lenguaje que ambos dominan: la música. Canciones como Younger And Hotter Than Me exploran inseguridades universales —el miedo a no ser suficiente, a ser reemplazado— con una franqueza que duele y consuela al mismo tiempo.  

Pero no todo es introspección melancólica. Sunset Blvd, llamada así por el lugar de su primera cita, es un himno sensual y juguetón, donde los sintetizadores brillan como neones en la noche de Los Ángeles. Aquí, Selena y Benny se permiten flirtear e incluso ser un poco tontos, hablando de ese músculo grande y duro (el corazón), y esa falta de pretensión es justo lo que lo hace encantador. Luego está Cowboy, un cambio de ritmo audaz que mezcla balada country con un rap sorpresa, demostrando que el álbum no teme arriesgarse. Sin embargo, no todos los experimentos funcionan: Call Me When You Break Up, con Gracie Abrams, se siente genérica frente a la personalidad del resto, como si fuera un guiño comercial en un disco que, por lo demás, respira autenticidad.  

Lo más interesante de I Said I Love You First es cómo evade los clichés del “álbum de amor”. Sí, hay canciones sobre mariposas en el estómago (Bluest Flame que con su energía hiperpop casi parece una fiesta en una nave espacial), pero también hay espacio para las sombras. How Does It Feel To Be Forgotten es un recordatorio punzante de que el amor nuevo no borra las heridas viejas, mientras Scared Of Loving You, la balada de cierre, encapsula el terror de entregarse a alguien cuando el pasado enseña a desconfiar. Benny Blanco, conocido por su producción pulida y versátil, aquí se muestra más íntimo, dejando que las imperfecciones emocionales de Selena brillen. Su voz, a veces susurrante, a veces quebrada, nunca suena tan humana como en este contexto.  

Claro, el álbum no es perfecto —algunas pistas se diluyen en la memoria—, pero su imperfección es parte de su encanto. En un mundo donde las relaciones públicas suelen dictar los romances famosos, I Said I Love You First se siente como una ventana genuina a dos personas construyendo algo juntas, con todas las dudas y certezas que eso implica. Es pop, pero pop con arrugas: canciones que hablan de querer a alguien “a pesar de” y no “porque sí”. Selena y Benny no idealizan el amor; lo pintan con sus colores reales: brillante, desordenado, y a veces, milagrosamente, duradero.  

Así que esta colección de 14 temas es más que un álbum colaborativo: es un diario musical donde cada canción es una página doblada en una esquina, una foto polaroid con los bordes gastados. Selena y Benny podrían haber hecho un disco de fiestas y besos bajo focos, pero eligieron algo más raro y valioso: la honestidad. No es un monumento al amor perfecto, sino a ese amor que se atreve a decir “te quiero” primero, sabiendo que podría salir mal, pero apostando a que saldrá bien. Y en eso, quizás sin pretenderlo, han creado algo que trasciende el momento: un disco que celebra el amor no como un final feliz, sino como un comienzo valiente.

Escucha I Said I Love You First en su totalidad a continuación.

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