SZA
SOS

Hace cinco años, la estadounidense SZA dejó caer su álbum debut, Ctrl, luego de que el sello perdiera la paciencia con su perfeccionismo y confiscara el disco duro que contenía las canciones. El éxito que tuvo la producción en las listas y con las críticas, demostraron que los ejecutivos tenían razón. Pero la cantante criada en Nueva Jersey, cuyo verdadero nombre es Solána Rowe, también fue reivindicada. Su rechazo a las prisas, incluso su reticencia a terminar, la marcaron como una mujer independiente, decidida a hacerse un hueco en el R&B y el hip-hop. Como era de esperar de alguien que cuida los detalles, el seguimiento de Ctrl tardó su buen tiempo en aparecer, pero como dicen por ahí, lo bueno se hace esperar, y hace algunos días finalmente recibimos su segundo disco, titulado sencillamente SOS. Y sí, se siente como un grito de ayuda en muchas maneras. La portada muestra a la cantante sentada al borde de un trampolín en medio del océano, aislada. La artista explicó que se inspiró en una foto de la princesa Diana en el yate de Mohammed Al Fayed una semana antes de su muerte. Quería hacerse eco del aislamiento, hablar de él en la portada como habla en sus canciones, en las que SZA aborda sus estados de ánimo, la frustración de estar en una industria que la deshumaniza, sus dudas e inseguridades, sus amores fallidos.
Las letras sobre las relaciones que van mal representan a SZA como si ya no pudiera soportar más: You push me past my own capacity, boy / Permission to crash, collectin’ damages, boy, canta en Seek and Destroy, con la voz aflautada hacia arriba como si se dirigiera hacia los límites de su registro. Pero su tono no es torturado. Aunque Notice Me termina con el código Morse deletreando la señal de socorro, el sonido adyacente al reggae de la canción transmite calma, no alarma. Cuando fantasea con acabar con un exnovio en Kill Bill, su tono es cómico (I might kill my ex, not the best idea / His new girlfriend’s next, how’d I get here?) mientras que la música está respaldada por un divertido y alegre hip-hop de la vieja escuela. SOS abarca 23 pistas, en su mayoría bastante breves, con una duración total de más de una hora. Si bien podríamos criticar una falta de voluntad para descartar material, lo cierto es que las canciones fluyen bastante bien juntas y las variaciones estilísticas les dan identidad sin sacrificar la cohesión. Además, teniendo en cuenta que la ambicioso artista escribió cientos de canciones para lo que fue el resultado final, la escala todavía se siente lógica.
Otro punto positivo a destacar es que SZA da la bienvenida a colaboradores de calidad en este disco: Don Toliver, Phoebe Bridgers, Travis Scott y Ol’ Dirty Bastard. Cada uno realza la canción en la que participa. Ghost in the Machine, con Phoebe Bridgers, presenta un encuentro de mentes que nadie habría previsto, pero que funciona de maravilla. Bridgers es fiel a sí misma en su voz, su entonación, y todo combina muy bien con el ritmo de SZA en el tema. En cuanto a ODB, el sample de su voz al principio de Forgiveless nos transporta a los 90 para una estrofa, mientras que el coro de SZA encaja de forma natural. Las colaboraciones en la producción (Jay Versace, Benny Blanco, Babyface o Darkchild, entre otros) también ofrecen grandes resultados. Y la lista de escritores, desde Pharell Williams a Jacob Collier, es igual de impresionante. SZA no dejó nada al azar, y se nota. La canción principal abre las cosas con un instrumental despojado de Jay Versace que samplea Until I Found The Lord (My Soul Couldn’t Rest) de Gabriel Hardman, expresando su deseo de tomar lo que es legítimamente suyo, mientras que en Love Language, tenemos a SZA encima de un ritmo acuático que pide transparencia, y que nos conduce a Blind, que se sumerge en un territorio más silencioso, en donde confiesa que no puede ver las cosas que necesita y el amor que busca. Used regresa a una calidad más atmosférica, cantando sobre sentir que una relación se acabó justo antes de que el seductor track Snooze, producido por Babyface, le haga saber a su amante lo importante que es para ella.
Notice Me vuelve a un sonido más trap, con SZA explicando que no necesita ser la amante de nadie, mientras que en Gone Girl admite que necesita más espacio y seguridad sobre un instrumental de piano con algunos chasquidos de dedos con coproducción de Emile y Jeff Bhasker. Smoking on My Ex Pack suena a soul en toda regla, e incluye un rap de SZA en donde lanza un flow sobre un ex de casi minuto y medio, mientras que en Ghost in the Machine reflexiona sobre si alguien podría distraerla de todo el desastre que siente con un ritmo delicioso y minimalista. Nobody Gets Me mantiene la acústica por cortesía de Benny Blanco, con la artista cantando sobre ser incomprendida por todos, excepto por la persona con la que está actualmente. Conceited es un banger de trap tropical que reconoce lo introvertida que siempre ha sido, mientras que Too Late tiene un tono instrumental más nublado pero lleno de vida, ya que la letra trata de dos amantes que son peligrosos el uno para el otro. Far habla de no poder confiar en nadie con algunos sintetizadores, Shirt llega con un híbrido alternativo de R&B y trap donde SZA admite que le gusta sentirse perdida, mientras que Open Arms, asistida por Travis Scott, se siente como una secuela de Love Galore impulsada por la guitarra. Para cuando el álbum cierra con Forgiveless, sentimos que nos ha llevado por todo un viaje.
SOS es R&B con una altura vertiginosamente alta, una composición nítida y letras profundamente personales: SZA apunta a lo más alto, mezclando géneros y sintiéndose libre como un pájaro, tratando de sacudirse las enormes expectativas que siguen a uno de los debuts más sonados de la década. El resultado es más que satisfactorio. SZA es a veces una cantante de R&B que coquetea con el rap, a veces una cantante de pop que juega con el rock. A menudo se encuentra en algún punto intermedio, haciendo de este disco, abundante sin ser excesivo, un testimonio de la multiplicidad de sus talentos y ambiciones. Su voz es impecable, su flow, aún más. Inventiva, creativa y sin restricciones, SZA parece guiarse simplemente por sus intuiciones y el marco que ella misma se ha trazado: este nuevo álbum es la prueba que estábamos esperando de que SZA es una de las voces dominantes de la nueva generación de R&B y soul. Con vulnerabilidad a flor de piel emparejada con una composición exquisita y una voz imposible de olvidar, SOS es una llamada de socorro para ser amada y vista, y vaya que queremos corresponderla en esta vorágine íntima e invencible de 23 temas. Bienvenida de nuevo, SZA.
Escucha SOS en su totalidad a continuación.
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