St. Vincent
All Born Screaming
Annie Clark, mejor conocida como St. Vincent, se dio a conocer por primera vez como miembro de la banda sinfónico-psicodélica The Polyphonic Spree: luego tocó con los ruidosos rockeros The Skull Fuckers e hizo giras con Sufjan Stevens. Pero desde que se lanzó en solitario en 2007, ha escrito música con David Byrne y Taylor Swift, y ha realizado tributos de alto nivel a David Bowie, Prince, Kate Bush y Nirvana. Esta tejana queer no sólo es una de las artistas más polifacéticas del pop contemporáneo, sino que también tiene la rara habilidad de fusionar toda su extensa mezcla de influencias en algo reconocible al instante como St. Vincent. Eso sin hablar de sus poderes en la guitarra. Con la ayuda del productor Jack Antonoff, su álbum Masseduction (2017), consiguió hacer pop de colores brillantes a partir de ideas esencialmente vanguardistas, y su continuación, Daddy’s Home (2020), fue una versión setentosa y dark de los sentimientos que rodeaban a su padre, condenado a prisión por uso de información privilegiada en la bolsa. Durante sus últimas producciones, Clark ha estado interpretando personajes, pero con su nuevo disco, All Born Screaming, tenemos a una St. Vincent sin filtro, sin maquillaje, y es bueno escucharla: en esta colección de 10 nuevas canciones, que produjo ella misma por primera vez hay una sensación de urgencia, una energía primaria que ha faltado en sus últimos álbumes, con destellos de rock industrial, soul-rock y electro minimalista, que demuestra que Clark está en su mejor forma.
Con All Born Screaming, sentimos que el mundo está en pleno apocalipsis y Annie Clark es testigo del desastre: Con estos temas, se siente que la artista está más enfadada que nunca, pero si somos honestos, le sienta muy bien. Pocos momentos en la vida de una persona están tan llenos de trauma como el primero: cuando un recién nacido empieza a llorar. Todos nacemos gritando desde el primer minuto, y como dicen, después todo es cuesta abajo. Clark, quien estalla en llamas en la portada, parece pensar lo mismo, y parece haber elegido el nombre por una razón: St .Vincent no ha sonado tan llena de rabia y agresividad desde hace mucho tiempo. También está cargado de oscuridad, y la propia Clark lo llama “pop post-plaga”. Los temas temas parecen sobre todo una forma de enfrentarse al caos que es su propia existencia y a los tiempos generalmente caóticos que corren. Así que todos nacemos gritando, dice, en una especie de protesta inicial contra el mundo al que hemos sido arrastrados. Con el paso del tiempo, nos damos cuenta de que la vida es realmente demasiado complicada, pero no tenemos más remedio que vivirla, así que ¿por qué no intentar llenarla de algo bueno?
Desde los primeros segundos de All Born Screaming, nos sumergimos en la guarida de Annie Clark, como visitantes que entran en un lugar de culto. En Hell Is Near, la percusión resuena con gravedad, las voces misteriosas se entremezclan, antes de que el bajo y los riffs de guitarra aparezcan para aligerar el ambiente. Como en una película de terror, a lo largo del álbum hay saltos musicales, pausas a veces incómodas, sonidos guturales y mucha distorsión. El tema Flea evoca literalmente un monstruo, donde la presa no es más que un trozo de carne para un parásito. Esta dimensión cinematográfica es especialmente pronunciada gracias al uso de instrumentos como la trompa y el contrabajo, que añaden profundidad y apoyan la narrativa de St. Vincent. También destaca el tema Violent Times, que guarda un parecido asombroso con un tema de James Bond, sensual y oscuro al mismo tiempo. Lo más emocionante es que es difícil encasillar a esta artista camaleónica en un solo género: en el mismo álbum, pasa del rock industrial a lo NIN en Broken Man, al electro tipo The Prodigy en Big Time Nothing, sin olvidar el pop con melodías pegadizas como Sweetest Fruit, su hermoso homenaje a SOPHIE. Clark nos sorprende continuamente a lo largo del álbum, proponiéndonos una interesante progresión: una primera parte oscura y lenta evoluciona gradualmente hacia temas con mensajes y sonidos más optimistas.
Como era de esperar, al igual que la portada que muestra a Clark luchando con los brazos en llamas, a lo largo del disco se evocan temas de peso como la muerte y el amor. Al escucharlo, se percibe claramente la necesidad visceral de Clark de compartir sus pensamientos sobre estos temas y sobre la sociedad. Clark también optó por rodearse de amigos y artistas de larga trayectoria para dar vida a su visión: Los bateristas Josh Freese, Stella Mozgawa y Dave Grohl, y Cate Le Bon a la voz y el bajo, entre otros, que destacan en pistas como la jadeante The Power’s Out, que se siente en muchos sentidos como una especie de versión moderna del clásico de Bowie Five Years, con una caja de ritmos muy fina, guitarras vibrantes y arreglos vocales impresionantes. Luego, en So Many Planets, aterriza en una especie de versión del ska al estilo de St. Vicent. En la canción que cierra el disco y que le da su nombre, cuenta con la ayuda de su amiga del alma galesa Cate Le Bon para construir un drama de siete minutos que comienza en una especie de afro-pop palpitante y termina en una pista de baile embrujada.
All Born Screaming es, incluso para los estándares de St. Vincent, una escucha casi vertiginosa: es un álbum que dura mucho tiempo en tu memoria y con muchas capas que asimilar. Clark nos lleva de la mano y viaja con nosotros hacia la estratosfera con toda una cosmología: génesis, muerte y renacimiento. Quizás lo mejor es que a través de la exploración de diferentes géneros, que funcionan perfectamente bien juntos, St. Vincent logra alcanzar un fino equilibrio, porque sorprende, emociona, y hasta hace que bailemos. Sin duda producir sola y recalibrarse fue una apuesta que mereció la pena, pues All Born Screaming es probablemente uno de los mejores álbumes de la carrera de esta talentosa mujer. Estamos seguros de que estará en muchas listas de lo mejor del año.
Escucha All Born Screaming en su totalidad a continuación.
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