Ya ha pasado más de un año desde que Poppy dejara de lado su robótica personalidad de muñeca pop perfecta de YouTube, con la que durante más de cinco años nos advirtió sobre la extinción de la humanidad. Desde entonces, parece que ha buscado transformarse en una cyber metal queen que quiere dominar el mundo bajo sus propios términos, ahora separada de su ex pareja creativa, Titanic Sinclair. A finales de 2020 dejó caer I Disagree, y que la llevó a obtener su primera nominación al Grammy por su interpretación en el género del metal: fue la primera mujer solista en recibir este honor hasta el momento.

Pero el crecimiento de Poppy continúa: el pasado 11 de junio dejó caer su EP EAT (NXT Soundtrack), cuyo título proviene de la canción que interpretara en el preshow de los Grammys de este año, así como del hecho de que uno de los tracks de la producción es ahora el tema oficial de la liga WWE de lucha libre en Estados Unidos. Con este lanzamiento, Poppy sin duda está está demostrando con creces su lugar en la escena del metal y se nota que está perfeccionando esta faceta de su carrera musical: su voz de grito es absolutamente increíble y nos provoca estar en un concierto con ella experimentando estas canciones en vivo en donde estamos seguros que brillarán mucho más.

El EP, producido por la misma Poppy, cuenta con cinco temas nuevos: comenzamos con EAT, que suena muy parecida a sus anteriores lanzamientos, con un coro pegadizo y una instrumentación pesada que sirve como una perfecta introducción de lo que podemos esperar en el resto del lanzamiento mientras la artista nos habla de salud mental y hasta de desórdenes alimenticios. Le sigue Say Cheese, que tiene un aire más a deathpop, y que continúa con pesadas guitarras y voces que van de lo melodioso hasta gritos de metal que harían a la mismísima Aggretsuko sentirse orgullosa.

Más adelante, continuamos con CUE, que se centra en la batería y que nos imaginamos que se convertirá en su nueva canción para el pit frente a la tarima en futuros conciertos de Poppy: es caótica, los gritos son increíbles y la yuxtaposición del heavy con el pop es absolutamente divertida de escuchar. Ya llegando al final, Breeders baja un poco las revoluciones para una interpretación de metal más fácil de escuchar con menos gritos pero más sintetizadores, mientras Poppy explora cómo la humanidad sigue haciendo perennes los abusos, las mentiras y las creencias corruptas, convirtiendo así a las generaciones futuras en el mismo tipo de personas. Cerramos con Dark Dark World, un viaje absoluto: el sonido te lleva a un recorrido de líneas de bajo sexy y voces seductoras con baterías que cambian de tempo… y si bien el track suena un poco apresurado en comparación con las canciones anteriores del EP, lo cierto es que cumple con el deber de dejarnos con ganas de más.

Este es, hasta los momentos, el mejor lanzamiento de Poppy: no solo parece continuar su asalto a la escena del metal, sino que además está demostrando a fuerza de talento y dedicación que que los que dudan de ella van a terminar convirtiéndose en sus seguidores más temprano que tarde. Este EP resume el sonido más pesado de esta artista, y uno en donde parece haber concentrado y destilado sus esfuerzos para ofrecer su esencia, sirviendo como puente entre I Disappear y lo que sea que nos espere en el futuro: aquí, Poppy demuestra que es una artista a la que hay que prestar atención. Ya parece haber tomado el control de su imagen, su carrera y su narrativa musical y dejar de ser la muñeca de YouTube para convertirse en una fuerza de la naturaleza por derecho propio. Aguante, Poppy.

Disfruta del EP EAT (NXT Soundtrack) a continuación:

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