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Album Reviews

IDLES

TANGK

Portada del álbum "TANGK" de IDLES.
8.3
Words Mirangie Alayon

Si fuera posible ponerse de acuerdo en una definición aproximada del post-punk contemporáneo como una corriente que tiene sus orígenes en la música punk, y el post-punk de primera generación representado por bandas como The Fall o Wire, seguramente muchos apuntarían a IDLES, a quienes sin embargo les resulta un poco incómodo estar en esa pequeña caja en la que queremos clasificarlos sin querer hacerles daño. Después de ellos, agrupaciones como Fontaines D.C. o The Murder Capital han sabido capitalizar el sonido y popularizarlos, mientras que Joe Talbot y compañía se han encargado de negar por todos los medios que son una banda punk o post-punk. En su caso, sentimos que se trata más de negarse a encerrarse en una camisa de fuerza que les impida tanto a ellos como a quienes los escuchan a abrirse a experimentos que van más allá del simple marco de un estilo único. Y lo cierto es que IDLES raramente nos ha dado en su discografía algún atisbo de monotonía, siempre teniendo la capacidad de sorprendernos en sus pequeños mundos musicales, donde la ira y el nerviosismo nos guían como estrellas.

Luego de un par de EPs notables como Welcome y Meat, llegaron los álbumes que cimentaron a IDLES como una de esas bands favoritas e inevitables: Brutalism (2017) y su secuela, Joy As An Act Of Resistance (2018), que los puso en un camino que pensábamos continuarían por un buen tiempo, pero con Ultra Mono (2020) comenzaron a tomar un rumbo diferente, y ya en CRAWLER (2021) nos ofrecían un balance real de la magnitud de sus trucos y recursos sonoros, dejando atrás lo familiar para ubicarse en un verdadero punto de inflexión, una especie de nueva crisálida. Si bien buena parte de sus seguidores los comparan con Arctic Monkeys por cambiar demasiado su sonido, lo cierto es que IDLES al menos suena más accesible en el medio de esa metamorfosis, ampliando de nuevo sus posibilidades como nunca antes. Ahora, con su nuevo disco TANGK, IDLES parece haberse suavizado, y esos músculos musicales que flexionaban con fuerza en sus primeros discos y que se sentía que terminaban en un puño y un fuck you, siguen en forma, pero la diferencia es que en esta oportunidad también decidieron ejercitar el corazón. El proceso no fue fácil: hubo algunas asperezas que lijar en el camino, pero como Mark Bowen y Joe Talbot se convirtieron en padres en los últimos años, les hizo pensar más y de manera diferente.

No vamos a mentirles: sí, es cierto que en TANGK la fuerza de ataque agresiva por la que conocíamos en IDLES está menos presente… pero no está del todo ausente. La presencia de Nigel Godrich y Kenny Beats (que estuvo al frente del álbum CRAWLER) como productores junto al guitarrista Mark Bowen, parece haberle permitido a Talbot y al resto de la banda explorar los sonidos en lugar de explotarlos: así, TANGK nos trae 11 temas bailables, alegres y sobrios donde se despliegan una multitud de sonidos alegres gracias a la percusión, las cuerdas y los instrumentos de viento que envuelven la voz de Talbot en infinidad de permutaciones: suave, inquietante, alterada, duplicada, amenazante. Hay rap, hay palabra hablada con un flow lento, pero preciso en todo momento que nos hace imaginarnos a Talbot tras el micrófono tomándose el tiempo para separar sus palabras y equilibrarlas con una precisión quirúrgica que ha logrado encender moshpits en Bristol desde hace al menos 15 años. Lo que podemos decirles es que aunque la palabra love se escucha al menos 29 veces en las letras, estas siguen denunciando una y otra vez, los males globales del racismo, la misoginia y el capitalismo. Todo da inicio con moderación y la pista IDEA 01, donde escuchamos claramente la mano de Godrich, pues el murmullo al final de la canción es casi un guiño a Radiohead.

Luego encontramos a Talbot en su mejor momento en la excelente Gift Horse, con un coro potente y mood muy rock, pero quizás un poco diferente al que conocemos de la banda. Más adelante, Dancer también nos complace con un delicioso riff de guitarra, un bajo pesado y un coro distorsionado en donde LCD Soundsystem y Talbot nos guían a través de todo con entusiasmo. También encontramos una buena dosis de rock en Hall & Oates, en donde Talbot se vuelve más agresivo para nuestro gran placer, al igual que en Gratitude. Por su parte, A Gospel nos sorprende como una auténtica balada con voz de piano, apoyada por un bonito violín, y Roy aprovecha el coro para entrar en una locura inicialmente desestabilizadora, y luego bastante pegajosa y alegre. La calma se magnifica en la delicada Monolith, donde el bajo de Adam Devonshire parece marchar como un mastodonte, y en Jungle, bajo su falsa apariencia de composición básica y sencilla, el título sorprende por la retirada de las guitarras en favor de los acordes del piano. ¿Qué podemos decir de la oscura POP POP POP y su enfoque electro y sus sonidos angustiosos sublimados por voz de Talbot en un coro robótico? Delicioso.

Con TANGK, es como si el grupo quisiera definitivamente pasar la página, dejando de lado la era de Ultra Mono y los límites de CRAWLER. Siempre hemos pensado que la música de IDLES es más cerebral y a primera escucha, poco pegadiza, pero sumergirse en este nuevo disco es descubrir un mundo de riqueza sonora increíble. Con este quinto álbum, los cinco de Bristol demuestran que todavía tienen gasolina en el tanque y que están dispuestos a desafiar nuestras expectativas sin perder su fuerte personalidad y sus ganas de renovación constante. ¿Se sienten más suaves, más tranquilos, sí, pero aún podemos sentir a Talbot con los puños dentro de los bolsillos incluso cuando le canta a su hija con el corazón. TANGK representa una continuidad en el deseo de IDLES de ampliar su alcance y su identidad sin corromperse ni perderse. Puede que los fans de sus primeros discos piensen que los de Bristol hayan caído del pedestal al demostrar que pueden hacer una buena canción pop con cierta vulnerabilidad. Para nosotros es un giro exitoso para una banda que nos ha dado buenos álbumes uno tras otro en los últimos años. Hoy dejamos el cinismo atrás por un rato y le creemos a Talbot cuando nos dice que el amor lo puede todo.

Escucha TANGK en su totalidad a continuación.

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