Parece difícil de creer que una cantante que se popularizara por una canción llamada Moo! llegara a ser conocida por crear tantas controversias en su corta carrera: en el 2020, Doja Cat se disculpó públicamente por participar en chats racistas; el año pasado se enemistó con sus seguidores de Paraguay por su comportamiento durante su visita al país; y solamente este año ha estado envuelta en una serie de controversias por insultar a sus fans, tener una relación romántica con un streamer más que problemático llamado J Cyrus, y apenas la semana pasada, publicó una foto en sus redes sociales llevando una camiseta en donde se veía una imagen del comediante Sam Hyde, con lazos neonazis. Doja Cat perdió cerca de medio millón de seguidores en Instagram a principios de este año, y en su momento dijo que la situación la había hecho sentir liberada, pues ya no tenía que responderle a las personas que la seguían cuando hacía música para vender y con la que no se identificaba. En resumen, y citando a la misma Doja en una respuesta a un fan: “Adiós y hasta nunca, perras miserables”.

Esto no da la impresión de ser el ambiente más favorable para el lanzamiento de un disco, pero al parecer, lo que Doja Cat ha estado buscando todo este tiempo era lanzar el fuck you más frontal de su carrera. Tras sus trabajos anteriores, Planet Her y Hot Pink, que ahora describe como proyectos que hizo simplemente para obtener dinero, llega su cuarto álbum, Scarlet, en donde busca a propósito que la opinión pública le marque en la frente una letra escarlata, sugiriendo temáticas demoníacas para alborotar a los conservadores religiosos que suelen apretarse el collar de perlas ante cualquier cosa, y asumir una postura a la ofensiva. Lamentablemente, ahora que el álbum está aquí, el fuck you de Doja se siente como un grito sin fuerza que roza la mediocridad.

Aunque Planet Her no fue nuestro disco favorito en su momento, al menos fue divertido escucharlo gracias a temas como Woman, que se convirtió en un gran éxito del verano hace dos años, y el resto del álbum lo completaron colaboraciones con Young Thug, The Weeknd, Ariana Grande y otras megaestrellas que ponen una capa de oro a casi cualquier trabajo. Scarlet, por otro lado, es obra de Doja y solo de Doja, y a pesar del intento de provocación a través de motivos satánicos (algo que siempre es divertido), en el álbum suceden pocas cosas emocionantes. El tiempo de ejecución de 57 minutos con un total de 17 temas es definitivamente redundante: todo lo que escuchamos son viejos y nuevos ritmos de trap y alusiones al boombap que ya han hecho todos los raperos al menos desde el 2017. Cuando Doja rapea, también suena agresiva, algo que no está mal para nada. Pero pasa la mitad del tiempo de reproducción del álbum hablando de lo poco que se preocupa por los demás, lo rica que es y lo triggered que están sus haters. Ciertamente, esto no es nada nuevo en el hip-hop, pero si una rapera va a insistir en acusar a sus fans de tener mal gusto, lo menos que debería hacer es darles algo tan brillante, tan excelente y tan rompedor que solo aquellos con un gusto refinado puedan apreciar. Debería ser capaz de callarle la boca a todos lanzando el disco del año, pero se queda muy corta.

No vamos a mentir: a veces en el álbum, Doja es muy buena rapeando, pero durante la mayoría de Scarlet, es simplemente aburrida. No solo sonoramente, sino temáticamente: su actitud de edgelord de Internet con ganas de trollear a todo el que se le pase por delante es agotadora, y lo más triste de todo es saber que Doja Cat es mejor que todo esto. El disco comienza con Walk On By y la frase Yeah, bitch, I said what I said, y resume lo que podemos esperar en el resto del álbum: letras arrogantes, una producción con altibajos y mucha actitud. El bajo y el boombap de Fuck the Girls también son un excelente lienzo para las habilidades de rap de Doja y sirve como una de las mejores pistas del álbum, y no podemos dejar de mencionar el sampleo en Paint The Town Red de Dionne Warwick, que golpea con fuerza y es una excelente elección. Sin embargo, el disco también tiene momentos decepcionantes, y el ejemplo perfecto de ello es el track Wet Vagina, que nunca debió haber salido del estudio luego de que Cardi B y Megan Thee Stallion lanzaran WAP. Así, Wet Vagina suena como una copia barata sin ningún gancho o momento atractivo. Por fortuna, el disco se recupera con Shutcho, uno de los pocos momentos destacados de Scarlet, gracias en gran parte al excelente sampleo de I’m Not In Love de 10 cc, pero más allá de eso, no hay mucho que recordar aquí. El ritmo de Demon es provocativo; 97 es demasiado básica para justificar la actitud ególatra de Doja, y cuando la artista intenta ser positiva en Love Life, la última pista, se siente entre líneas que está mirando hacia atrás para ver la reacción que los demás tienen a lo que diga.

Si una artista quiere ir a la guerra con el mundo entero, tiene que darnos algo a lo que no podamos resistirnos, y Scarlet no es ese algo. Doja sigue demostrando que es una artista más de singles que de álbumes, pues hasta los momentos suele darnos mucho humo pero poco fuego. Nada de lo que hace en este álbum es mejor que su trabajo anterior, y Scarlet no puede describirse con ningún otro adjetivo sino promedio. Las ideas están pasadas de moda, el performance de Doja no tiene nada de especial y su actitud no está justificada, considerando la calidad de lo que nos ofrece. Si este álbum hubiera venido de una estrella del rap adolescente en ascenso, Scarlet habría sido considerado un trabajo exitoso, pero de una veterana como Doja… esperamos mucho más. Hasta ahora, Doja se ha vendido a sí misma con su tiempo en el centro de atención como una artista multifacética y camaleónica, y eso es totalmente mérito suyo. Sin embargo, su obsesión con sus críticos la hace ver más vulnerable de lo que piensa, y a la hora de la verdad, no logra llegar a la altura en la que se ve a sí misma.

Escucha Scarlet en su totalidad a continuación.

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