La semana pasada se llevó a cabo por vez primera el Red Bull Music Festival Santiago, y durante los cinco días de celebración, estuvimos presentes en un par de eventos: el primero se llevó a cabo en el mítico local del barrio Bellavista, Havana Salsa, que lució de gala para recibir los beats urbanos y del global bass de manos de DJ El Buga y la lituana Riobamba, quienes fueron los encargados de arrancar con la fiesta, que contó también con la música a cargo del peruano Deltatron y el canadiense Uproot Andy. MC BinLaden, artista brasileño y principal carta del funk carioca que hoy reina en las pistas de baile de Rio de Janeiro, hizo que la celebración se extendiera hasta pasadas las tres de la mañana.

Pero sin duda, el plato fuerte de la noche fue la chilena Tomasa Del Real, que pasada la media noche se subió al escenario y encendió la pista de baile al ritmo del hip-hop, el dembow y la sabrsura, repasando sus canciones, especialmente las que son parte de su nuevo disco Bellaca del Año, y demostrando por qué es una de las representantes más poderosas del neo perreo.

Nuestro segundo encuentro con el Red Bull Music Festival Santiago fue el sábado por la noche, cuando estaban todos los ingredientes sobre la mesa para que fuera una jornada memorable. El Rave de Reyes marcaba el cierre de la penúltima jornada de con Jimmy Edgar y rRoxymore a la cabeza y baile sin fin en el Centro Experimental Perrera Arte, ubicado en el Parque de los Reyes. Pleno corazón de Santiago de Chile.

Nada falló. Los vasos de alcohol estaban a la mitad del precio habitual de eventos símiles, el público conectó y se quedó hasta el final por la propuesta global y la ambientación sacó nota azul merced a su extravagancia: había una performance de artistas trans encerrados en una celda que tenía a su costado otra con trozos de maniquíes en movimiento y con
luces brillantes y angustiantes para la vista. En el acceso principal, varios televisores retro mostraron interferencias.

En el escenario, el estadounidense Jimmy Edgar convivía con más trans que recorrían los extremos del evento antes de sumarse a la pista superior y romper todavía más caretas. Hubo máscaras, techno, house, synth, energéticas (¿cómo no?), disco e hipnosis sonoras a lo largo de las cinco horas — y monedas — pactadas. La francesa rRoxymore tiró encima su
faceta abstracta y sus secuencias experimentales con tintineos que la ponen en la primera línea de la electrónica en el Berlín que la acoge.

Alejandro Paz y Valesuchi, chilenos probados, líderes de la escena en su territorio y ex alumnos de la Red Bull Music Academy 2014, se encargaron de la apertura y del cierre respectivamente. Para seguir aportando colores y beats a una noche donde lo particular se transformó en especial. Porque no era evidente lo que habría, pero un alto porcentaje
llegó dispuesto a dejarse sorprender. Y vaya que eso se cumplió.

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