Desde sus inicios, el arte callejero y el graffiti se han considerado formas de arte polémicas por varias razones. Como sabemos, una de las principales es porque a menudo implican el uso no autorizado de propiedad pública o privada como lienzo, pero también porque por lo general tocan temas sociales y políticos controvertidos, desafiando el status quo y expresando desacuerdo. También hay, por supuesto, diferentes opiniones sobre su mérito artístico: Mientras que algunos los ven como valiosas formas de expresión, otros los consideran vandalismo y una plaga para el paisaje urbano. Pero una nueva protesta legislativa podría convertir al graffiti en la ciudad de Nueva York una forma de crimen de odio.

Recientemente, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, hizo una propuesta legislativa para ampliar drásticamente la lista de posibles crímenes de odio en Nueva York. La ley permitiría a los fiscales de distrito procesar 31 cargos adicionales como crímenes de odio. Es una determinación legal que eleva los delitos menores y delitos graves a cargos de mayor nivel que conllevan sentencias más severas, pero solo si un fiscal puede demostrar que una persona estaba motivada por un prejuicio contra la raza, la religión o el género de la víctima, entre otros atributos. El proyecto de ley se aplicaría a todo: desde agresiones de pandillas hasta graffiti, señaló Hochul el mes pasado.

La solicitud de Hochul surge en respuesta a un aumento del 90% en los informes de delitos graves entre 2020 y 2022 y un “aumento inquietante de los crímenes de odio contra neoyorquinos judíos y musulmanes” desde el 7 de octubre, el día del ataque de Hamas que fue seguido inmediatamente por el bombardeo en curso de Israel a Gaza. Sin embargo, algunos dicen que el enfoque de la gobernadora va demasiado lejos, particularmente cuando se trata de delitos de menor nivel como hacer graffiti, que se convertiría en un delito grave con una posible sentencia de hasta cuatro años de prisión si se lo acusa de crimen de odio. Nueva York tiene actualmente 66 cargos que pueden ser juzgados como crímenes de odio, una lista amplia que incluye de todo, desde acoso y agresión hasta terrorismo y la mayoría de los delitos provocados como incendios.

Sin embargo, esto no significa que esos crímenes se consideren automáticamente crímenes de odio, independientemente de las circunstancias. Para asignar una designación de delito de odio, un fiscal debe demostrar que el delito subyacente fue motivado por un prejuicio contra los antecedentes de la víctima, como un ataque a una persona porque es musulmana o judía, o porque se identifica como LGBTQI+. Hochul y los fiscales de distrito dicen que su plan para hacer que el graffiti sea elegible para ser procesado por delitos de odio no es una casualidad: señalaron una serie de incidentes recientes en los que se han encontrado graffitis potencialmente amenazantes donde alguien garabateó “partidarios del genocidio” con pintura en aerosol negra en los escaparates de dos negocios de propiedad judía, según la policía local.

Cuando se le preguntó por qué se incluye el graffiti en su propuesta, Hochul dijo: “Porque es un crimen de odio”. “En primer lugar, es vandalismo, pero es vandalismo inspirado en el odio”, dijo, señalando el caso Scarsdale. “Y eso hay que tenerlo en cuenta. Este es el estado de Nueva York. No toleramos ninguna forma de odio”. De hecho, Hochul dice que la expansión de los delitos de odio es una herramienta necesaria para los fiscales. “Que la gente sepa que hay consecuencias reales cuando participas en estas actividades”, dijo. “De eso se trata esta legislación”.

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