Dominic Fike tenía apenas 21 años cuando fue enjuiciado a casa por cárcel por agredir a un oficial de policía. Era lo que muchos se esperaban, según cuenta, nadie le tenía mucha confianza. No obstante, esa sentencia lo inspiró a crear su EP debut Don’t Forget About Me, Demos, que cuenta con seis pistas. Sin saberlo, el EP provocó una guerra de ofertas que lo llevó a firmar un contrato con la disquera Columbia por un total de USD $4 millones. 

Su vida, desde ese punto en adelante, cambió drásticamente. Ahora hace giras por los Estados Unidos y el mundo mostrando su música y haciendo lo que le gusta. Con apenas 23 años, la carrera musical del artista está apenas comenzando. No obstante, su vida pareciera haber iniciado hace siglos, y no de la manera que uno esperaría para un joven talentoso, pues con los cuatro millones de dólares que ganó por su primer EP, tuvo que pagarle un abogado a su madre que había sido enjuiciada por consumo de drogas y solo consiguió una reducción de la sentencia a dos años. 

“Sí, el día que lancé el EP, tuve que llevar a mi madre a la cárcel por dos años… Así que eso es lo que pasó ese día”, cuenta el joven. Su infancia la pasó, en parte, con su madre, quien, a causa de las drogas, entraba y salía de la cárcel.

Fike relata que perdió de ir a la escuela muchos días y que, al no tener supervisión adulta, comenzó a andar con las personas equivocadas, con jóvenes que, como él, no tenían un rumbo en la vida y que comenzaron a consumir drogas y alcohol en exceso y que aún vive las consecuencias de esas acciones hoy en día. “Tengo el estómago jodido”, afirma Fike. “No me alimenté demasiado cuando era más joven. Sabía que las drogas afectaban a las personas, pero simplemente no lo conecté porque las personas con las que había estado toda mi vida siempre se estaban drogando”. 

“Sabía que las drogas jodían a la gente, pero simplemente no le presté atención porque la gente que había estado en toda mi vida siempre estaba drogada. Veía gente sin dientes y mierda, yo estaba como, ‘ese tipo simplemente no tiene dientes’”. 

En una de las muchas etapas de su madre en la cárcel, vivió con su hermano mayor, quien, según Fike, tenía una pareja adicta al crack que le gastaba el dinero que su madre, desde prisión, le mandaba. “Pasamos un año sin aire acondicionado”, recuerda Fike.

No obstante, fueron esos años oscuros de su vida lo que lo convirtieron en lo que hoy es: un músico de renombre. Cuando tenía 10 años de edad comenzó a tocar guitarra y cuando cumplió los 15, ya había grabado canciones. Estrenó su primer sencillo Not A Word por YouTube y si bien el track se perdió en Internet, Fike lo recuerda con nostalgia y orgullo. 

“Saqué un par de beats que no eran realmente beats, eran solo algunas de las canciones que había hecho, y luego las juntaba como una compilación y les ponía un nombre y luego, cuando soltaba mi próxima canción, simplemente eliminaba lo que ya había hecho”.

De joven escuchaba a Blink-182, y estaba obsesionado con los Red Hot Chili Peppers, tanto así que aprendió a tocar sus riffs de guitarra. Ahora tiene un tatuaje de la cara del guitarrista de Chili Peppers, John Frusciante, en su mano derecha.

Dentro de la escena musical de su ciudad natal, Fike empezó a conseguir seguidores y formó una banda llamada Lame Boys ENT, cuyas iniciales están tatuadas en su frente. Cuando se graduó de la escuela secundaria, Fike se inscribió brevemente en la universidad, pero dice que apenas duró tres días. Había una regla de tres strikes, y Fike ya había quemado dos de ellos cuando el grupo fue llamado para tocar en Austin en el festival South by Southwest. “Elegí el programa en la escuela. Dejé toda mi mierda en ese apartamento y nunca volví a esa ciudad, a esa universidad”.

Después del éxito de su debut EP, Fike lanzó 3 Nights, que se colocó en rotación en BBC Radio 1. Este año ha lanzado Açaí Bowl, Rollerblades y Phone Numbers, que formarán parte de su siguiente EP.

Despues de leer, ¿qué te pareció?