Mac Miller
Balloonerism

La inesperada pérdida de Mac Miller es una de las tragedias que más hemos sentido en el mundo de la música en la última década. Ese vacío significativo desde su prematura muerte a los 26 años por una sobredosis accidental en 2018 parece seguirnos como un fantasma, como un amigo o un familiar al que no dejamos ir, y es por eso que lo seguimos escuchando. Sus letras introspectivas y su estilo de mezcla de géneros, en álbumes como Blue Slide Park o Swimming mostraron un viaje notable desde himnos de fiesta desenfadados hasta profundas exploraciones de la salud mental y las luchas personales. Canciones como Self Care y Good News nos mostraron su vulnerabilidad y autenticidad, y resonaron entre sus oyentes, que encontraron consuelo en su franqueza ante los retos de la vida. Quizás es por ello que se nos haya hecho tan difícil asumir su partida. El domingo 19 de enero de este año habría cumplido 32 años de edad, y estaría tal vez en uno de sus mejores momentos, respaldado por una mayor madurez.
Pero lo único que nos queda de Miller tras su muerte es su legado musical, y los inevitables álbumes póstumos. Por fortuna, mientras que muchos proyectos póstumos pueden parecer un afán de lucro, el patrimonio de Mac Miller ha abordado su legado con cuidado y consideración. Los álbumes Circles (2020) y ahora Balloonerism (2025) parecen haberse elaborado centrándose en la autenticidad, con temas crudos y sin pulir que reflejan la verdadera visión artística de Miller. Los colaboradores y productores participantes en estos proyectos han hecho hincapié en que estos lanzamientos mantienen la esencia de la obra de Miller en lugar de alterarla para comercializarla, así que estos álbumes sirven para honrar su legado al tiempo que proporciona un recordatorio conmovedor del artista que fue y del potencial que aún tenía que desarrollar.
La semana pasada, nos llegó el segundo álbum póstumo del rapero estadounidense, Balloonerism. La historia de la producción es curiosa, y ha sido considerado como una especie de álbum de culto entre sus fans. En realidad fue grabado en 2014, entre su segundo álbum Watching Movies With The Sound Off y la mixtape Faces. Para Miller fue un periodo de gran creatividad, pero también de dificultades personales. Reservado durante mucho tiempo a SoundCloud y las plataformas underground, fue archivado por Rostrum Records por considerarlo demasiado incompleto. Pero al escucharlo, nos damos cuenta de que se trata de un trabajo lleno de intimidad, que revela a Mac Miller en la cima de su introspección. “Creemos que el proyecto muestra tanto la amplitud de su talento musical como su intrepidez como artista”, dice la familia de Miller en un comunicado sobre el álbum. “Dado que versiones no oficiales del álbum han circulado por Internet durante años y que publicar Balloonerism era algo que Malcolm expresaba con frecuencia que era importante para él, nos pareció lo más apropiado presentar al mundo una versión oficial del proyecto”.
Aunque el álbum quedó guardado y dejó de ser realmente relevante una vez que Miller firmara su contrato con Warner en octubre de 2014, todavía circulaba por Internet gracias a sus fans, fascinados por la capacidad del rapero para dar una forma seductora, casi pop, a sus oscuros pensamientos. Así, Balloonerism es una excelente colección de 14 temas sinceros escritos y compuestos por uno de los raperos más confesionales de Estados Unidos. Este es el momento en donde parece reconciliarse con sus gustos, considerados marginales durante mucho tiempo, donde su flow nunca entra en pánico y puede cambiar su voz en cualquier momento (5 Dollar Pony Rides), donde sus letras toman sistemáticamente la forma de minipelículas en las que personajes medio cansados, medio desilusionados (incluido su alter ego, Delusional Thomas) asumen sus pequeñas cobardías y pensamientos depresivos sobre ritmos heredados del jazz o unas cálidas notas de guitarra. Aunque el resultado es menos crudo que su famoso Tiny Desk, es igual de conmovedor e íntimo.
La apertura del álbum con Tambourine Dream establece un tono etéreo y experimental. Esta breve introducción sirve como un preámbulo a la experiencia que está por venir, invitándonos a adentrarnos en un mundo donde los límites entre la realidad y la fantasía se desdibujan. La producción es minimalista pero efectiva, creando una atmósfera que prepara el terreno para las reflexiones más profundas que nos esperan, como Funny Papers, donde Mac combina melodías melancólicas con letras que evocan una profunda tristeza. La línea didn’t think anyone died on a Friday resuena especialmente, ya que recuerda su propia partida. Este tema de la pérdida y la reflexión sobre la vida se entrelaza con una instrumentación emotiva que complementa el talento narrativo de Miller y su habilidad para conectar con quienes lo escuchamos. En Excelsior, Mac nos recuerda la inocencia perdida de la infancia, cuestionando cómo el mundo adulto puede ser abrumador, y aunque breve, deja una impresión duradera al mostrarnos la lucha interna entre el deseo de crecer y la añoranza por tiempos más simples.
La pieza culminante del álbum es Tomorrow Will Never Know, que se extiende por más de 11 minutos y explora preguntas existenciales sobre el futuro y el más allá. La producción envolvente y los ecos que resuenan a lo largo del track crean una atmósfera casi onírica, mientras Mac reflexiona sobre su legado y las preguntas sin respuesta que lo atormentan. El mismo mood se puede escuchar en Rick’s Piano, donde le oímos decir desde el más allá: What does death feel like?. Aunque estas palabras son escalofriantes, la música es más bien desenfadada. Alejándose del frat rap (un ese hip-hop un poco facilón, pop y adolescente) que solía hacer en sus inicios, Mac Miller experimenta en Balloonerism con un hip-hop impregnado de jazz, funk y soul. Se oye el bajo de Thundercat en 5 Dollar Pony Rides la voz de SZA en DJ’s Chord Organ y algunos intentos psicodélicos, que nos ofrecen un vistazo a este momento peculiar de la psiquis y la carrera de Mac.
Balloonerism es prueba de que la música de Mac Miller, marcada por su inconfundible autenticidad y vulnerabilidad, trasciende el tiempo y el espacio, convirtiéndose en un refugio para quienes buscan consuelo en la melancolía de sus letras. Esta álbum se erige como un testamento de su genio creativo, revelando un viaje sonoro que invita a la introspección y a la reflexión sobre la vida y la muerte. A través de cada pista, Miller nos transporta a un mundo donde los límites de la realidad se desdibujan y las emociones fluyen con una sinceridad desgarradora. Este álbum no solo honra su legado, sino que también nos recuerda que, aunque su voz ya no resuena en el escenario, su espíritu sigue vivo en cada acorde y en cada palabra, como un faro de luz que guía a sus oyentes en medio de la oscuridad. Así, mientras navegamos por las aguas turbulentas de sus pensamientos y sueños, encontramos en Balloonerism un eco de lo que pudo haber sido y un homenaje a lo que siempre será: la esencia pura de Mac Miller.
Escucha Balloonerism en su totalidad a continuación.
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