Los 25 mejores albums de 2017

Cuando la realidad se vuelve cada vez más impredecibles, nuestra constante siempre termina siendo la música. Y este año, en particular, hubo un sutil leit motiv de resistencia en gran parte de los lanzamientos que escuchamos en el 2017. Nos dimos cuenta que más que declaraciones de grandes artistas, el under urbano comenzó a tomar más fuerza que nunca, en especial con raperos como Future y Kendrick Lamar, mientras que las mujeres del R&B alternativo como SZA, Kehlani y Kelela se apoderaron de nuestros oídos.
Además, el shoegaze hizo un regreso triunfal con bandas como Slowdive, mientras que Broken Social Scene hicieron un comeback para el recuerdo. Tyler, The Creator alcanzó su potencial artístico al igual que Arca, quien nos habló de muerte y deseo. Tove Lo hizo pop sin censura, Lorde dejó su adolescencia en Melodrama, y The xx nos enamoraron durante todo el 2017. En un año en el que las noticias parecieron dominar la cultura pop, los álbums que más nos impactaron fueron declaraciones individuales; autobiografías musicales llenas de política, de vulnerabilidad o de confesiones. En estos 25 álbums, encontramos un escape necesario, ya sea a través de riffs melodiosos de guitarra, voces inolvidables o el beat del trap.
25. Four Tet, New Energy

Portada del álbum “New Energy” de Four Tet.
Kieran Hebden siempre ha querido contar una historia con cada uno de sus discos: con su combinación de jazz, techno, psicodelia o incluso ritmos hindúes tradicionales, su música viaja entre la luz y la oscuridad, con melodías que se entretejen con sintetizadores a través de la imaginación. En New Energy, estas influencias confluyen en un álbum simple y elegante entre la abstracción del piano y los beats hechos para la pista de baile. Hay texturas infinitas y precisas, tal como lo escuchamos en el mejor track del álbum, Daughter, en donde una voz femenina parece hechizar con la reverberancia de la belleza absoluta.
24. Slowdive, Slowdive

Portada del álbum “Slowdive” de Slowdive.
Tuvimos que esperar 22 años para escuchar uno de los mejores comebacks de los años 90, pero valió la pena: en el medio de una avalancha de nuevas bandas, los británicos de Slowdive supieron cómo sumergirnos de nuevo en las discordancias hipnóticas de sus guitarra atmosféricas, gracias a la dirección de Rachel Goswell y compañía. Este disco fue una tempestad de talento y química que nos hechizó desde la primera vez que lo escuchamos y sigue sonando en nuestro subconsciente como un espeso caramelo de oscuro shoegaze.
23. Broken Social Scene, Hug of Thunder

Portada del álbum “Hug of Thunder” de Broken Social Scene.
Este año, el colectivo indie canadiense regresó con su primer álbum en siete años: Hug of Thunder, que llegó con una explosión de armonías, diversidad y sonidos expansivos que no sólo nos llevó a los inicios de la banda, sino que soprendentemente también creó algo completamente nuevo. Con colaboradores como Leslie Feist, Emily Haines, su fundador Kevin Drew, y 15 miembros más, el disco nos ofreció joya tras joya (Halfway Home fue sin duda una de ellas) en un disco esencialmente optimista y lleno de luz con líneas de bajo increíbles, armonías vocales pegajosas y una batería que te hacía acompañarla con los puños en el aire. Sin desperdicio.
22. The Horrors, V

Portada del álbum “V” de The Horrors.
Es casi exquisito escuchar las influencias que The Horrors incluyeron en su quinto álbum de estudio: hay reminiscencias de Kraftwerk, Giorgio Moroder, psicodelia electrónica y Faris Badwan en sus mejores momentos suena casi como el legendario Gary Numan. El mood electro-rock del disco es elegante y oscuro, casi goth en su alma, con letras surrealistas e impredecibles que nos dice que estos británicos por fin lograron la identidad perfecta: V es una declaración clara de sus intenciones de reventarnos la cabeza.
21. Liam Gallagher, As You Were

Portada del álbum “As You Were” de Liam Gallagher.
La batalla de los albums solistas de los Gallagher no tenía competencia: mientras Noel se perdió entre arreglos barrocos y psicodélicos en los que sus dotes como compositor pop, su hermano decidió a tomarse las cosas más en serio. Aunque se llamó a sí mismo imbécil por terminar sacando un disco solista, la apuesta fue a ganador: Liam se buscó al productor estrella Greg Kurstin para sacar lo mejor de sí mismo con una voz que extrañábamos y arreglos que jugaron entre la nostalgia y el rock para darnos algo que nunca pensamos: un Liam Gallagher maduro que puede brillar por sí mismo.
20. Kehlani, Sweet Sexy Savage

Portada del álbum “Sweet Sexy Savage” de Kehlani.
Aunque el año pasado nos regaló un par de mixtapes como abrebocas, no estábamos preparados para los 19 temas que Kehlani dejó caer en su disco SweetSexySavage, su primero en una gran discográfica. Durante los últimos meses escuchamos bangers como Crzy, Distraction y Advice, que combinaban un meloso R&B lleno de sensualidad, y hecho para una nueva generación con una producción mucho más refinada, pero sin afectar el tono vocal de esta guerrera, ni las referencias a artistas como TLC, Brandy y la inmortal Aaliyah.
19. Juana Molina, Halo

Portada del álbum “Halo” de Juana Molina.
Cuando se mezclan el misticismo y el espíritu del blues, la combinación es una bruma que acompaña a una arcilla primordial del centro de la tierra, a algo tan primitivo y tribal que sólo la argentina Juana Molina podía hacerle justicia en Halo. El disco es casi un trance minimalista, un viaje de peyote y cánticos en donde nos conectamos con los antepasados, los fantasmas y los espíritus en estructuras musicales heterogéneas y casi experimentales que quitan el aliento mientras la voz de Juana suena a premonición en un lenguaje que sólo ella puede convertir en poesía pagana.
18. Vince Staples, Big Fish Theory

Portada del álbum “Big Fish Theory” de Vince Staples.
Parece casi imposible de creer que en apenas 36 minutos de duración el rapero Vince Staples haya logrado con metáforas acuáticas sumergirse en nuestros oídos con The Big Fish Theory, pero escapar de sus rimas que combinaban melancolía, limpieza, renovación y catarsis producidas por artistas como Flume, SOPHIE y GTA nos llevaron por una amplia gama de beats, desde electrónica experimental hasta el áspero garage británico, sin perder de vista las rimas subversivas, introspectivas y a veces llevas de ira, Staples se volvió un artista esencial para el 2017.
17. Fever Ray, Plunge

Portada del álbum “Plunge” de Fever Ray.
Si hay un disco que nunca esperamos incluir en los mejores del 2017 era el segundo LP de Fever Ray: Karin Dreijer casi no nos dio tiempo de asimilar su regreso antes de lanzar esta bomba molotov electrónica queer, antipatriarcal y política llamada Plunge. Es un álbum actual, inmediato, casi desesperado: es un llamado al placer y la revolución al ritmo de sintetizadores chillantes, y a gritar a todo pulmón tu incómoda verdad a quien menos quiera escucharla.
16. The National, Sleep Well Beast

Portada del álbum “Sleep Well Beast” de The National.
Aunque en su título la banda encabezada por los hermanos Dessner y Matt Berninger invitan a una bestia a descansar plácidamente al ritmo de la melancolía, Sleep Well Beast es un álbum hecho para escuchar mientras la ansiedad o la melancolía te mantienen despierto en la madrugada, cuando tu sudor es etílico y las lágrimas están a flor de piel y necesitan un soundtrack. Como siempre, The National logran balancear guitarras eléctricas y beats electrónicos en una dosis surrealista de ensueño que logra llenarnos de esperanza aunque necesitemos un par de tragos más.
15. St. Vicent, Masseduction

Portada del álbum “Masseduction” de St. Vincent.
Pop, antidepresivos y hedonismo autodestructivo: esa son las tres palabras que definen el quinto álbum de estudio de la virtuosa de la guitarra eléctrica St. Vincent, que en esta oportunidad se unió a Jack Antonoff para hablarnos de un infierno pop art en el que vive luego de perder el control de sus deseos y adicciones (I can’t turn off what turns me on), y sin tener una salida clara, excepto confesar sus pecados entre sintetizadores mientras espera a que el opio del escapismo haga efecto mientras el mundo se desmorona de manera exquisita.
14. Tove Lo, Blue Lips

Portada del álbum “Blue Lips” de Tove Lo.
Cuando llegas al momento de tu vida en el que todo te importa una mierda y eres libre de ser quien te venga en gana, es cuando alcanzas tu verdadero potencial. Eso es justamente lo que pasó este año con Tove Lo y su disco Blue Lips, la segunda parte de su álbum Lady Wood del 2016, y uno en donde explora la disonancia entre el sexo y el amor. Es el comedown que viene luego de la pasión de un romance repentino, cuando te preguntas si es real o no y si todavía estás procesando las feromonas. El resultado es pop honesto, futurista y sencillamente perfecto: Tove Lo está ya en el 2020, esperando a que la alcancemos.
13. C. Tangana, Ídolo

Portada del álbum “Ídolo” de C. Tangana.
Para su primer disco, el español C. Tangana tenía su objetivo muy claro: demostrarle al mundo que no vino a jugar, sino a convertirse en el Caballo Ganador del pop latino del 2017. No le gusta que lo agrupen con los traperos de poca monta, ni con los youtubers que andan lanzando flechas sin diana, y aunque la sabrosura de su disco combina una de las mejores ofertas del hip hop y la música urbana en español, cuando estás en la cima eres el mainstream. Con Alizzz ha logrado unir dembow, reggaetón, dancehall con rimas llenas de ambición, demostrando que el título de su disco no es una casualidad.
12. Lorde, Melodrama

Portada del álbum “Melodrama” de Lorde.
Sin duda uno de los albums más esperados del 2017, y uno que no decepcionó: Melodrama capturó la emoción visceral de estar enamorado de alguien con quien sabes que estás destinado a terminar inevitablemente, y aún así luchas con tu cuerpo y tu corazón, que sabe lo que quiere. Lorde se despide de la inocencia e ingenuidad adolescente con neón, pop y 1500 tragos que la hacen olvidarse de sí misma y de las experiencias que vivió con esa persona que quedó en el pasado, pero cuyo recuerdo aún hace latir el corazón en baladas que le dan el título perfecto al disco y bangers que nos llenaron de emoción.
11. Kelela, Take Me Apart

Portada del álbum “Take Me Apart” de Kelela.
Antes de conquistarnos con Take Me Apart, Kelela trabajó con Solange y con Gorillaz, y fue telonera de The xx, lo que nos da una idea de la flexibilidad de su música: un híbrido sensual de R&B con electrónica experimental que incluso llega a sonar a dubstep en temas como Blue Light. Influenciada por su ascendencia etíope, la sensibilidad de Björk y lo impredecible del jazz, este álbum suena como nada que hayas escuchado este año, y vale la pena oírlo una y otra vez.
10. Sampha, Process

Portada del álbum “Process” de Sampha.
Este fue el año de Sampha: luego de trabajar con artistas como Drake, Beyonce, Kanye West, Solange y Frank Ocean, al fin este británico decidió lanzar su álbum debut, centrándose en su visión llena de contrastes, en donde su voz discreta hace juego con increíbles melodías, una atmósfera relajada y beats que se deslizan en 10 tracks llenos de R&B moderno en donde lo escuchamos cantar sobre ansiedad, tristeza, preocupación e incertidumbre: Sampha es talento y humildad en un solo artista.
9. Tyler, The Creator, Flower Boy

Portada del álbum “Flower Boy” de Tyler, The Creator.
Con la ayuda de Frank Ocean, Jaden Smith, A$AP Rocky, Kali Uchis y más, este es el esfuerzo más coherente de Tyler, The Creator hasta los momentos, y uno en donde vemos qué sucede cuando la máscara de ironía desaparece para darle paso, así sea brevemente, a la honestidad: Flower Boy es el mejor trabajo de Tyler, uno en donde habla de amor (See You Again) o de lo difícil que puede ser navegar la fama sin hablar de autos o bitches (November), sin olvidar su naturaleza abrasiva (Who Dat Boy).
8. Feist, Pleasure

Portada del álbum “Pleasure” de Feist.
Los momentos de placer de los que habla Leslie Feist en su LP Pleasure, se sienten sinceros, cercanos, y casi mundanos. En temas como Any Party nos habla de cómo la mejor fiesta a veces sólo necesita dos personas, mientras rasga las cuerdas de su guitarra sin pretensiones y su voz suena como un abrazo. En I’m Not Running Away, deja en claro que siempre es un trabajo en progreso, pero uno que mantiene un espíritu joven mientras sus canciones maduran con poesía que recordamos viendo hacia el sol con los ojos cerrados.
7. LCD Soundystem, American Dream

Portada del álbum “American Dream” de LCD Soundsystem.
A principios del año pasado, nadie esperaba que LCD Soundsystem regresaran después de anunciar su separación con bombos, platillos y conciertos de despedida. Pero lo que comenzó como un par de shows de reencuentro terminó convirtiéndose en American Dream, un comeback inevitable para James Murphy, experto en paranoia disco con temas como Change Yr Mind, y Emotional Haircut, que nos hace bailar mientras le buscamos significado a la vida con un nuevo comienzo inesperado, por el tiempo que dure. Welcome back.
6. Charlotte Gainsbourg, Rest

Portada del álbum “American Dream” de Charlotte Gainsbourg.
Con su primer álbum en siete años, esta actriz y cantante francesa nos ofrece con Rest una puerta abierta de su vida personal: es vulnerable, realista, delicado e incluso conmovedor, y es difícil no dejarse llevar junto a ella por los recuerdos, los albums de fotos imaginarios y por los viejos romances que la hacen una artista tan compleja y accesible. No hay otra manera de decirlo: es un álbum hermoso hecho por una artista brillante, y la verdad es que no podemos pedir más de Charlotte.
5. The xx, I See You

Portada del álbum “I See You” de The xx.
Hubo momentos en los que dudamos si Romy, Oliver y Jamie regresarían con más música: tuvieron que pasar por diferentes conflictos personales y enfrentarse a errores para traernos su disco más fuerte hasta ahora: I See You, con una producción impecable en la que se acercan al pop, la electrónica, el grime y hasta el hip hop con un minimalismo brillante que se complementa con la voz de Romy, cuyas letras suenan tan reales, que las sentimos latir bajo la piel y nos demuestra que sí, nos pueden ver a través de un prisma de emociones cromado como un espejo.
4. SZA, Ctrl

Portada del álbum “Ctrl” de SZA.
Con este disco de SZA, quedó demostrado que una de las mejores cosas que le pasó a la música este año fue la maduración sónica del R&B alternativo, que nos ha llevado por una galaxia de ideas, y CTRL es el clímax de los beats oscuros de Drake con el sytnh pop de Solange y la sensibilidad pop de Frank Ocean con voz de mujer: entre melodías y acrobacias vocales, SZA nos llevó al placer abarcando tantos géneros como facetas de su personalidad nos ofrecía: un viaje urbano y 100% femenino que demostró que no hay nada que envidiarle a la patriarquía cuando eres una bad bitch.
3. King Krule, The Ooz

Portada del álbum “The Ooz” de King Krule.
El más reciente disco del londinense Archy Marshall invita a cerrar los ojos e imaginarnos un disco de vinilo que va derritiéndose mientras escuchamos la aguja invadir sus surcos: es como un sueño afiebrado lynchiano que comienza con el lounge hop de Biscuit Town y continúa por 19 tracks venenosos y empapados de melancolía y onirismo: una espiral sin final de beats, saxofones, teclados y guitarras acuosas en temas como Cadet Limb o The Locomotive, en donde el aislamiento, la ansiedad y nuestros pequeños infiernos suenan mucho mejor al ponernos los audífonos.
2. Arca, Arca

Portada del álbum “Arca” de Arca.
Luego de una serie de EPs experimentales y casi impenetrables, Arca nos dio el álbum que estábamos esperando: uno que combinaba su talento por combinar al electrónica con paisajes sonoros oscuros con un concepto más definido, uno en donde la muerte, el dolor y la sexualidad se unían en una experiencia casi sadomasoquista, con tonadas de Simón Díaz inspirando un paisaje sónico cubierto de beats industriales y la sangre de una penetración casi animal, llevándonos al borde del placer y las lágrimas.
1. Kendrick Lamar, DAMN.

Portada del álbum “DAMN.” de Kendrick Lamar.
Cualquiera que haya escuchado DAMN. y haya terminado con las pestañas quemadas por el poder de Kendrick Lamar como artista, rapero y poeta urbano sabe que no había otra elección para el número uno de esta lista. En este disco, Kendrick habla de su fe, y lucha por comprender por qué la tragedia siempre termina tocando a la gente buena. Hay referencias bíblicas sin evangelizar, hay una crisis humana sin lugares comunes, pero sobre todo, hay un disco casi perfecto que te toma por el cuello y te conmueve cuando menos lo esperas: te hace prestar atención de principio a fin con una producción impecable y letras difíciles de olvidar una vez que tragas el nudo en la garganta.
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