Las ondas gravitacionales: su simpleza y cotidianidad

Un siglo después de que uno de los maestros que ha tenido la sociedad contemporánea lo predijera, este jueves se filtraron los correos de la comunidad científica de LIGO (Observatorio de interferometría láser de ondas gravitacionales) en donde confirman la existencia de las ondas gravitacionales último eslabón de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.
¿Por qué es tan importante este descubrimiento?
Porque la fuente de estos eventos son nada más y nada menos que los hechos más violentos que ocurren en el cosmos; llámese el pulsar emitido por la supernova de una estrella de neutrones o la última fase de la absorción de 2 hoyos negros. Estas ondas nos traen la memoria del cosmos que viaja de un rincón a otro, cargadas de sucesos que bien pudieron suceder desde la mismísima creación e incluso desde el fin del universo. El supuesto básico de la teoría de Einstein es que la localización de los sucesos físicos tanto en el tiempo como en el espacio son relativos al estado de movimiento del observador. En estas ondas pueden venir incluso los registros akásicos (siendo bien dramático) y es por eso que este descubrimiento cambia toda la percepción de como ocurren los eventos en el universo.
Sin desmerecer este descubrimiento me atrevo a decir que las ondas gravitacionales siempre existieron y que la teoría de Einstein no es más que la prueba de que él era una persona netamente emocional, que su genialidad se traducía en que tan bien conocía sus emociones y los fenómenos físicos bajo la primicia de la Relatividad General; todo está conectado.
El corazón emite ondas magnéticas las cuales se pueden “sentir”. Cuando uno está muy cerca de una persona, estas ondas nos dan sensaciones de piel, confianza, felicidad, calma y rechazo. Somos individuos que sienten estas ondas, en nuestro universo también hay supernovas de estrellas de neutrones y a veces (más seguido de lo que nos gustaría) se absorben hoyos negros y podemos ver millones de “Horizontes de Sucesos” donde se conecta nuestra infancia con nuestro presente y cómo nos proyectamos en el futuro, todo esto acompañado de un sentimiento de realismo que nos asusta/conmueve hasta las lágrimas. Es decir: hay eventos que se propagan por todo nuestro universo individual que viajarán para siempre por él, sucesos violentamente dolorosos, sucesos violentamente felices. Las ondas gravitacionales siempre existieron pero más que eso, están/estuvieron/estarán presentes en nuestra vida cotidiana, ese sentimiento constante, esa persona que no deja de repetirse, ese evento por el cual no puedes dejar de lamentarte, estos eventos no obedecen ni al tiempo ni al espacio o al menos a la percepción que se tiene de ellos hoy en día.
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