Tras las elecciones estadounidenses de principios de este mes,  se ha producido un notable aumento de la posesión de armas entre los grupos marginados, en particular las mujeres, las personas homosexuales y las trans. Con la victoria de Donald Trump, muchos de estos colectivos están cada vez más preocupados por su seguridad en un clima marcado por la misoginia y la retórica antitrans. Como informa The Guardian, personas como Ashley Parten, una mujer bisexual negra de Georgia, han tomado medidas proactivas comprando pistolas paralizantes y considerando la posibilidad de recibir formación en armas de fuego para protegerse de posibles amenazas. “Todos sentimos la necesidad de asegurarnos de que somos conscientes de nuestro entorno y de protegernos en general, pero aún más ahora”, dice.

Este aumento del interés por el entrenamiento con armas de fuego y las herramientas de autodefensa se refleja en el creciente número de miembros de los clubes de armas de tendencia izquierdista. Tom Nguyen, fundador de LA Progressive Shooters, observó un aumento significativo de las reservas para sus cursos desde las elecciones, con las clases agotadas hasta mediados de 2025. El Liberal Gun Club también ha informado de miles de nuevas solicitudes de afiliación, de las que una parte sustancial procede de mujeres y personas LGBTQ+. Esta tendencia ilustra un cambio en la demografía de las personas con posesión de armas.

El clima político ha intensificado los temores entre estos grupos. Por ejemplo, los comentarios del presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dirigidos contra Sarah McBride, la primera persona abiertamente trans elegida para el Congreso, han hecho saltar las alarmas sobre la posible discriminación y violencia contra las personas transgénero. El ambiente se complica aún más por los planes de Trump de prohibir la atención de afirmación de género a menores y su historial de incendiarios anuncios de campaña antitrans. Como Parten señaló: “Nuestras identidades se politizan cada día”, destacando la precaria posición en la que muchos se encuentran.

Aunque el deseo de autodefensa lleva a muchos a comprar armas de fuego, los expertos advierten del peligro de depender únicamente de ellas para protegerse. Una investigación de la Universidad de Harvard indica que el acceso a las armas de fuego puede aumentar el riesgo de violencia en lugar de mitigarlo. Tacticool Girlfriend, una YouTuber trans centrada en la educación sobre armas de fuego, advirtió contra las compras hechas en medio del pánico y enfatizó que “entrenar para usar y llevar spray de pimienta y estudiar artes marciales siempre será mucho más práctico y útil en escenarios cotidianos de autodefensa”.

Sin embargo, parece que muchas mujeres e integrantes de la comunidad LGBTQI+ están dispuestas a combatir a disparos si es necesario. Jessie McGrath, de 63 años, republicana de toda la vida y trans, decidió votar por Harris cuando los republicanos empezaron a atacar la atención médica para la afirmación del género y a “querer básicamente ilegalizar mi capacidad de existir”. Dijo que planea llevar a un grupo de amigos a disparar cuando vuelva a Nebraska el mes que viene. “He visto un gran aumento de mujeres a las que no les gustan las armas que están pensando en al menos recibir formación al respecto”, dijo. “Es un sentimiento real y válido el que tienen estas personas, porque los ataques han aumentado. Se han vuelto más virulentos”.

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