Las 5 mejores películas de Xavier Dolan

A sus 34 años, Xavier Dolan ha realizado una carrera ejemplar. Se le conoce a la vez como el niño prodigio y el enfant terrible del cine. El hombre que hace del cine emocional su punta de lanza, cuenta en sus películas de los lazos que nos unen, ya sean fraternales, amorosos o amistosos. Nacido en Quebec, Dolan rodó su primer largometraje a la tierna edad de 20 años, y suele protagonizar sus propias películas, impregnándolas de sus propias experiencias vitales. Entre ellas, la de haber crecido como joven homosexual y la de tener una relación tensa con su madre, dos temas que se exploran con regularidad a lo largo de su filmografía.
La forma en que Dolan elige contar sus historias es increíblemente singular, para bien o para mal. Muchos elogian la calidad emotiva de sus películas, ya sea por el melodrama exagerado que roza el camp o por las muy singulares escogencias musicales en el soundtrack, que esparce por cada película. Para muchos, roza la perfección, mientras que para otros, puede ser demasiado. Lo que es casi innegable es que Dolan tiene un gran talento como cineasta, y además es increíblemente prolífico. No cabe duda de que Dolan es una fuerza en el cine, que adopta con facilidad el papel de director, actor, guionista, diseñador de vestuario y editor e incluso presta su talento a la interpretación de voces. Hoy celebramos su carrera con un repaso a las cinco mejores películas de Xavier Dolan como director.
5. Les amours imaginaires (2010)
La película retrata el amor de Francis (Xavier Dolan) y Marie (Monia Chokri) por Nicolas, un chico con aspecto de dios griego, interpretado por Niels Schneider. En la cinta, observamos una narrativa visual potente: cámara lenta, música clásica y moderna, y primeros planos, que sirven para mostrar los celos exacerbados de los dos amantes que luchan por conquistar el corazón de Nicolas. Así pues, el filme explora el tema de la atracción, del juego de la seducción, a través de una estética salpicada de escenas casi surrealistas, y con momentos musicales inolvidables, como cuando suena Bang Bang de Dalida, suspendiendo al espectador a los más mínimos gestos de los personajes con los que, una vez más, nos encontramos en perfecta intimidad.
4. J’ai tué ma mère (2009)
Esta película, como toda ópera prima, revela algunos de los leitmotivs del director: la filiación, las leyes de la atracción, la revuelta psicológica. En la cinta, vemos la vida cotidiana de Hubert (Xavier Dolan), que ya no soporta a su madre. Solo tiene 17 años y, a pesar de sus descubrimientos artísticos y afectivos, su madre envenena su vida. Lo que parece banal a primera vista cuando vemos a su madre se convierte rápidamente en insoportable, porque el director consigue que nos demos cuenta de todo lo que el personaje odia de ella, y terminemos compartiendo el mundo intertior de Hubert. La cinta evoca también la cuestión de la nostalgia, del amor que sentimos por nuestra madre cuando somos niños, que a veces toma un nuevo cariz en la adolescencia. Momentos de poesía, referencias literarias, un fino retrato de personajes complejos, sin olvidar una escena de amor que se funde con la creación artística: Esta es una película formidable, conmovedora, inteligente, que deja entrever la potencia narrativa y temática del director. Xavier Dolan escribió el guión cuando sólo tenía 16 años y lo dirigió solo tres años después.
3. Laurence Anyways (2012)
La historia de Laurence Anyways tiene el mérito de ser a la vez sencilla y densa: Laurence (Melvil Poupaud), un profesor de literatura de treinta años, confiesa a su pareja, Fred (Suzanne Clément), que es trans y quiere convertirse en mujer. De 1989 a 1999, la película sigue la lenta evolución de Laurence y de esta pareja donde hay pasión, ruptura, reencuentro: la gran fuerza de la cinta no es tanto que trate de la transexualidad como del amor que une a sus dos protagonistas. En una palabra, el tema es audaz; y ciertas escenas que son metáforas cuasi-surrealista (por ejemplo, la secuencia en la que Suzanne Clément se encuentra emocionalmente sumergida de forma completamente literal), dan fe de una inventiva visual impresionante y del poder narrativo de Dolan.
2. Juste la fin du monde (2016)
Tras doce años de ausencia, un escritor regresa a su pueblo natal para anunciar a su familia su inminente muerte. Es un reencuentro con el círculo familiar, donde se cuentan el amor que se tienen a través de eternas rencillas, y donde también quedan al descubierto los rencores que hablan en nombre de la duda y la soledad. La película comienza con la vuelta a casa de Louis (Gaspard Ulliel, en uno de sus mejores roles antes de su prematura muerte en 2022), y a su llegada, encuentra a su madre, su hermana, su hermano y su mujer todos en un estado de disfunción en el que incluso se hace obvio que no quieren que esté allí. Aún así, Louis ( habla y pasa momentos con cada uno, y también alucina con sus viejos recuerdos de su casa y su familia con un soundtrack perfecto. Lo más impactante de esta película es su intimidad, y cada mirada, y lenguaje corporal de los personajes. Es demoledora.
1. Mommy (2014)
Nuestra número uno no podía ser otra sino Mommy. En esta obra maestra, seguimos a Steve (Antoine-Olivier Pilon), un joven impulsivo con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, que vive una vida tormentosa con su arrogante y caprichosa madre, Diane (Anne Dorval). Pronto, al dúo madre-hijo se une una vecina, Kyla (Suzanne Clément), antigua profesora de secundaria convertida en tartamuda tras un misterioso traumatismo, para formar un trío heroico y dañado de felicidad precaria, bañado en colores ochenteros y Céline Dion. Aquí, Dolan demuestra su maestría en materia de dirección, permitiéndose todo: formato cuadrado, serie de planos cerrados, innumerables secuencias de efectos visuales… pero más allá de lo técnico, Mommy es una película increíblemente conmovedora, que va escalando hacia un crescendo explosivo.
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