Además de provocar sentimientos de felicidad en el presente, la práctica de la gratitud podría reportar importantes beneficios a largo plazo, como la prolongación de la esperanza de vida, según un nuevo estudio. El trabajo, publicado por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, es el primero que recoge datos sobre la relación entre gratitud y mortalidad. Utilizando datos de una encuesta más de 49.000 mujeres maduras, los investigadores observaron que aquellas cuyas puntuaciones se situaban en el tercio superior de un cuestionario de gratitud tenían un 9% menos de riesgo de mortalidad por todas las causas que las que puntuaban en el tercio inferior, sobre todo cuando se trataba de enfermedades cardiovasculares.

Las participantes tuvieron que completar el cuestionario de gratitud de seis preguntas en 2016 —cuando la edad media de los participantes era de 79 años— mostrándose de acuerdo o en desacuerdo con afirmaciones como: “Tengo tanto en la vida por lo que estar agradecido” y “Si tuviera que enumerar todo por lo que me siento agradecido, sería una lista muy larga”. Tres años después, el equipo realizó un seguimiento para comprobar si se había producido alguna muerte y cuáles eran los motivos. De las 4.608 muertes ocurridas durante el periodo de estudio, las enfermedades cardiovasculares fueron la causa más frecuente.

Para cuantificar con precisión el impacto de la gratitud en la duración de la vida, el estudio afirma que fue “conservador” en su planteamiento al tener en cuenta otros criterios como la participación social y religiosa y el optimismo, que a menudo se solapan con la gratitud. En otras palabras, existe la salvedad de que quienes se muestran agradecidos probablemente también participen activamente en aspectos de la vida comunitaria que favorecen un envejecimiento saludable al fomentar relaciones más sólidas. De hecho, un estudio publicado en la revista Social Science & Medicine demostró que seguir invirtiendo en vínculos sociales mutuos y de confianza está relacionado con la longevidad y con niveles más bajos de deterioro funcional.

Además, los datos se recogieron exclusivamente de enfermeras, lo que significa que no se examinó el alcance total de un posible impacto de la gratitud en otros estilos de vida y profesiones. Según Ying Chen, autora principal del estudio e investigadora científica del Departamento de Epidemiología de Harvard, “investigaciones anteriores indican que hay formas de fomentar intencionadamente la gratitud, como escribir o comentar lo que se agradece unas cuantas veces a la semana”. Promover un envejecimiento saludable es una prioridad de salud pública, y esperamos que nuevos estudios mejoren nuestra comprensión de la gratitud como recurso psicológico para aumentar la longevidad”.

Agregó: “Investigaciones anteriores también han demostrado una asociación entre la gratitud y un menor riesgo de angustia mental y un mayor bienestar emocional y social. Sin embargo, su relación con la salud física es menos conocida”, afirma Chen. “Nuestro estudio proporciona la primera evidencia empírica sobre este tema, sugiriendo que experimentar afecto agradecido puede aumentar la longevidad entre los adultos mayores”.

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