Este implante que se disuelve en el cuerpo podría ser una alternativa a los opioides, según científicos

Millones de personas alrededor del mundo viven con dolor, que, aunque puede ser un indicador importante de la salud, también puede ser debilitante, causando fatiga, depresión y una menor calidad de vida. En la década de 1990, las empresas farmacéuticas afirmaron tener la respuesta: los opioides, que terminaron causando problemas de adicción y problemas de salud pública en lugares como Estados Unidos y Canadá. Así que desde hace un tiempo, los científicos han buscado alternativas más seguras para aliviar el dolor, y el ingeniero biomédico John A. Rogers, de la Universidad Northwestern, parece haber creado una: un dispositivo implantable y soluble que enfría los nervios del cuerpo.
Mediante el enfriamiento, Rogers y su equipo descubrieron que el implante adormece los nervios periféricos específicos que conectan el cerebro y la médula espinal con el resto del cuerpo. Esta medida bloquea las señales de dolor al cerebro, regulando eficazmente el dolor en partes específicas del cuerpo. “Cualquiera que haya estado al aire libre en un día frío sabe que si las manos y los dedos se enfrían demasiado, se empieza a perder la sensación de tacto”, explica Rogers en un comunicado. “Las yemas de los dedos se vuelven casi insensibles. Y es realmente ese efecto de enfriamiento lo que buscamos explotar”.
El equipo creó lo que Rogers describe como una “banda elástica” con pequeños canales ligeramente más grandes que un cabello humano incrustados en ella. Un lado del dispositivo, de 5 milímetros de ancho, termina en una estructura similar a un aro que rodea un nervio. El otro sale de la piel y se conecta a un dispositivo de bombeo, similar al funcionamiento de una vía intravenosa. El líquido refrigerante, que hierve a baja temperatura, se bombea por uno de los finos canales de la banda hasta el nervio. Se encuentra con nitrógeno seco que fluye por un canal separado, y se evapora inmediatamente, creando un efecto de enfriamiento. El gas vuelve a salir por otro canal, se recondensa y vuelve a pasar por el dispositivo, formando un sistema de bucle cerrado.
En el interior del dispositivo hay un diminuto sensor de temperatura, de modo que el usuario puede supervisar y controlar la temperatura del nervio ajustando el caudal del refrigerante. Hasta ahora, el implante se ha probado en ratas, pero los investigadores prevén que el dispositivo pueda utilizarse en humanos en el futuro. Además, el dispositivo es totalmente soluble en el cuerpo, lo que elimina los riesgos de la extracción quirúrgica. El tiempo que tarda en disolverse (normalmente días o semanas) depende del material utilizado y de su grosor.
Rogers prevé que el dispositivo podría utilizarse en los hospitales para el dolor agudo después de una operación, y en un futuro lejano, imagina que el sistema podría adaptarse de forma que los pacientes pudieran utilizarlo en casa, aunque requeriría más ingeniería. “Estamos muy ilusionados, pero al mismo tiempo entendemos que hay que hacer más trabajo”, dice. “Ser capaz de tener un interruptor para activar y desactivar el dolor, creo que sería algo increíble, y tal vez este sea un enfoque para hacerlo”. Los descubrimientos fueron publicados en Science.
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