El estadounidense y peruano Robert Prevost es elegido como el nuevo Papa que podría hacer frente a Trump

Robert Francis Prevost ha sido elegido el día de hoy como el nuevo Papa de la Iglesia Católica, convirtiéndose en el primer pontífice norteamericano en la historia. Su elección marca un hito significativo, rompiendo con la tradición de más de dos siglos en la que ningún estadounidense había ocupado este cargo. Prevost, de 69 años, es conocido por su carácter moderado y su amplia experiencia pastoral, que incluye tres décadas como misionero en Perú, lo que le ha otorgado una perspectiva global y una cercanía con las periferias del mundo católico, similar a la del Papa Francisco. Su origen, por tanto, lo vincula con la migración y se le considera contrario a las ideas de Trump.
La fumata blanca salió de la chimenea de la Capilla Sixtina hace un poco más de una hora tras la cuarta votación del cónclave, señalando que Prevost obtuvo la mayoría necesaria para ser elegido, un momento celebrado con júbilo en la Plaza de San Pedro. Tras aceptar el encargo, anunció que su nombre papal será León XIV y se presentó ante miles de fieles desde el balcón de la Basílica de San Pedro, donde pronunció su primer mensaje y la tradicional bendición Urbi et Orbi. Este acto simboliza el inicio de su pontificado y el liderazgo sobre los 1.4 mil millones de católicos en el mundo.
Prevost no era uno de los candidatos más obvios, pero su conocimiento de múltiples idiomas, su experiencia en América Latina y su papel como prefecto del Dicasterio para los Obispos, órgano encargado de la selección de obispos, lo posicionaron como una figura clave para guiar la Iglesia en tiempos complejos. Su doble nacionalidad estadounidense y peruana le permite tener un enfoque equilibrado y menos centrado en intereses exclusivamente americanos, lo que podría ser crucial en la diplomacia y la unidad interna de la Iglesia.
En cuanto a su perfil doctrinal, Prevost es considerado un centrista con posturas conservadoras en algunos temas, como la oposición a la ordenación de mujeres como diáconos, pero también ha mostrado una apertura hacia grupos marginados, siguiendo el ejemplo pastoral de Francisco. Su liderazgo se espera que sea un puente entre distintas culturas y sensibilidades dentro de la Iglesia, aportando una visión misionera y cercana a las realidades de los fieles en todo el mundo.
Así que por lo que vemos, León XIV representa un cambio significativo en la historia del papado, con un líder que combina experiencia pastoral, formación académica sólida y una visión global. Su llegada al Vaticano abre una nueva etapa para la Iglesia Católica, con expectativas de renovación y diálogo en un mundo cada vez más complejo y diverso.
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