El impresionante arte del ballroom en Corea del Sur

En Corea del Sur, una forma de arte única ha estado floreciendo en los últimos años. Inspirada en la cultura ballroom que fortaleció a la comunidad LGBTQI+ durante la década de 1980 en Nueva York, esta escena, conocida como Kiki scene, ofrece espacios de resistencia y autoexpresión donde las personas pueden celebrar sus identidades y conectarse entre sí, revitalizando la escena queer local y creando un sentido de comunidad para aquellos que a menudo se sienten marginados.
La cultura ballroom tiene sus raíces en la escena urbana de Nueva York de la década de 1980, donde los clubes nocturnos abrían sus puertas a personas negras y latinas de la comunidad LGBTQI+, especialmente personas trans, no binarias y drag queens. Estos espacios ofrecían un lugar para que las personas actuaran, se conectaran y encontraran un sentido de pertenencia. La cultura ballroom se convirtió en un movimiento de resistencia, con bailes temáticos, batallas de voguing y un fuerte énfasis en el glamour y la autoexpresión.
Dentro de la cultura ballroom, las “casas” desempeñan un papel crucial. Estas casas son esencialmente familias formadas por personas LGBTQI+ que han sido rechazadas por la sociedad y, a menudo, por sus propias familias. Dirigidas por figuras maternales o paternales, las casas brindan un entorno de apoyo donde los miembros son bienvenidos, enseñados y guiados. Las casas compiten entre sí en los “balls”, donde los participantes son evaluados por sus vestuarios, audacia y desempeño en varias categorías de voguing y actuación.
En Corea del Sur, la escena del ballroom ha echado raíces en los últimos años, dando lugar a la Kiki scene. UU Milan, madre y fundadora de House of Kitsch, la primera Kiki House de Corea, señala que el voguing, un elemento clave de la cultura ballroom, ganó popularidad en el país incluso antes de que se estableciera la escena del ballroom. “Es cierto que el mundo del ballroom está estrechamente relacionado con la comunidad LGBTQI+, y que los homosexuales también forman parte del mundo del ballroom en Corea. Pero en Corea se ha introducido como estilo de baile. Antes de que se formara la escena coreana del ballroom, existía el voguing como concurso dentro de la competición de waacking, o un bailarín de voguing que iba a participar en competiciones de baile callejero”, explica. “El ballroom lo hicieron primero los bailarines y hoy en día la comunidad LGBTQ+ viene al Ball a bailar o a mirar”.
Así que si bien la comunidad LGBTQI+ está involucrada, la escena está dominada por mujeres, muchas de las cuales son heterosexuales. Esta distinción ha llevado a un enfoque en la técnica y la danza, con énfasis en la creación de un espacio accesible para las personas que buscan comunidad. La House of Love, por ejemplo, está formada por 20 personas, 16 de las cuales son mujeres. Pero es importante destacar que la escena del ballroom coreano también mantiene los valores fundamentales de inclusión y aceptación. Beautia Love, de House of Love, asegura que no hay discriminación racial o sexual en los balls coreanos y que se tiene en cuenta el bienestar de todos los visitantes. Las casas también brindan apoyo y refugio a las personas LGBTQI+ que se encuentran en situaciones de riesgo, manteniendo la tradición de acoger a quienes han sido rechazados por sus propias familias.
Aunque con inicios diferentes, la Kiki scene en Corea del Sur está allanando el camino para una mayor visibilidad y aceptación de la cultura LGBTQI+ en el país. Si bien la cultura ballroom sigue siendo relativamente desconocida en la nación asiática, su creciente popularidad está creando conciencia y desafiando las normas sociales conservadoras. Con el apoyo de aliados de la comunidad queer y la dedicación de los miembros de la comunidad, la escena del ballroom coreano está preparada para continuar revitalizando la escena queer en los años venideros.
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