Un reciente estudio publicado en la revista Biomolecules analiza el potencial terapéutico del cannabidiol, mejor conocido como CBD, como tratamiento en el cuidado de la piel, incluyendo afecciones como el acné y la psoriasis. Investigadores de la Universidad de Medicina, Farmacia, Ciencia y Tecnología George Emil Palade de Rumania revisaron numerosos trabajos científicos para evaluar las propiedades y aplicaciones del CBD de forma tópica en dermatología. El análisis destaca que el CBD posee efectos antiinflamatorios, antioxidantes, antibacterianos y analgésicos, que lo hacen prometedor para manejar diversas enfermedades y mejorar la salud cutánea.

El documento subraya que el CBD puede ser útil no solo en enfermedades inflamatorias y mediadas por el sistema inmune como la psoriasis, sino también en la protección contra daños ambientales y en la hidratación y rejuvenecimiento de la piel. Además, señala que este compuesto podría tener un papel importante en el manejo de ciertos tipos de cáncer de piel como melanoma, carcinoma de células escamosas y en trastornos de pigmentación como melasma y vitiligo. De acuerdo con los autores, la tolerancia de la piel al CBD a corto plazo es buena y no se han reportado reacciones alérgicas o irritantes significativas.

Entre las aplicaciones dermatológicas de mayor respaldo científico están el tratamiento del acné, la dermatitis atópica, dermatitis seborreica y dermatitis de contacto alérgica. Los investigadores también destacan que las formulaciones tópicas y transdérmicas de CBD podrían tener efectos hidratantes, antiacné, cicatrizantes, protectores y antienvejecimiento, y es “un prometedor agente multifuncional en dermatología y cosmética”, con el potencial de convertirse en “un ingrediente activo valioso y bien integrado en terapias dermatológicas y cosméticas, así como en aplicaciones emergentes dentro del cuidado de la salud bucodental”. Sin embargo, identifican limitaciones importantes, como la baja solubilidad del CBD en agua y su pobre penetración en las capas profundas de la piel, además de la falta de formulaciones estandarizadas y regulaciones claras.

En cuanto a la regulación, aunque el CBD derivado del cáñamo fue legalizado en EE.UU. desde 2018, la FDA no ha establecido aún normativas precisas para productos cosméticos y para el cuidado de la piel que lo contengan. Esto genera incertidumbre tanto científica como comercial, ya que muchos productos no están aprobados oficialmente ni cuentan con estudios clínicos robustos que respalden sus beneficios. Los autores llaman a que se realicen ensayos clínicos a gran escala para validar la eficacia y seguridad del CBD en dermatología.

El estudio señala también que las futuras innovaciones en tecnologías de formulación serán clave para superar los problemas técnicos del CBD en el cuidado tópico, pero los investigadores advierten sobre el riesgo de ofertas exageradas o engañosas respecto a los efectos terapéuticos del CBD y la necesidad urgente de regulación y estandarización de productos. A pesar de estas precauciones, reconocen que el sector del cuidado de la piel basado en CBD presenta grandes oportunidades para el desarrollo de tratamientos dirigidos a necesidades específicas, gracias a su multifuncionalidad y combinación de beneficios.

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