Durante los últimos años, han habido muchas conversaciones e iniciativas a escala mundial que hablan de la eliminación paulatina o definitiva de los plásticos de un solo uso, desde vasos, platos, cubiertos, botellas de bebidas e incluso pajillas (popotes, bombillas). De lo que no muchos hablan es que el chicle es un tipo de contaminación plástica importante: la mayoría de los chicles modernos están hechos de polímeros plásticos sintéticos que no se descomponen ni se biodegradan, así que cuando tiras tu chicle usado en la acera o lo metes debajo de un banco, estás tirando basura. Además, los animales salvajes (especialmente las aves) suelen confundir los chicles con comida, lo que les provoca la asfixia o la muerte.

Tomando todo esto en consideración, dos estudiantes de diseño de L’École de Design Nantes Atlantique de Francia pensaron en una manera de de combatir este problema de contaminación silenciosa de forma creativa. Hugo Maupetit y Vivian Fischer decidieron convertir los chicles usados en ruedas de patinetas. Se les ocurrió la idea mientras pensaban en una forma de abordar el problema de la contaminación por chicles en las zonas urbanas.

“Pensamos, ‘¿por qué no tomar este residuo característico de la ciudad y utilizarlo para hacerla más ecológica?'”, explicaron a designboom. “Los atrevidos colores y la textura del chicle encajan perfectamente en las ruedas de skate”. Así, su idea es devolver el chicle a las calles de forma sostenible. Para hacerlo, ambos imaginaron una asociación ficticia entre Mentos, uno de los mayores productores de chicles de Europa, y Vans Europe, la popular marca de zapatillas y accesorios para skateboarding.

El proyecto de los estudiantes propone una línea de ruedas de skateboarding de colores vivos vendida por Vans que utiliza chicles viejos recogidos de las calles. ¿Cómo harían para recoger los chicles? Según los estudiantes, Mentos instalaría “tablones de chicles” en zonas urbanas para ayudar a difundir el mensaje e inspirar a los transeúntes a pegar sus chicles usados en los carteles en lugar de tirarlos en otro sitio. A continuación, el chicle se limpiaría, se moldearía con un agente estabilizador y se teñiría con un tinte natural para formar la base de las ruedas.

A partir de los chicles recogidos, los estudiantes proponen crear tres grados de dureza de las ruedas: blanda, media y dura. Las ruedas de chicle también estarían disponibles en varios tamaños para adaptarse a diferentes patinetas. La iniciativa está pensada para limpiar las calles de forma sostenible: “A través de esta colaboración podemos limpiar las ciudades y hacerlas mejores, más verdes y más coloridas para los jóvenes”, dicen Maupetit y Fischer.

Por los momentos, la idea existe solo en papel, pero esperamos que muy pronto pueda hacerse una realidad.

Share Twitter Facebook Whatsapp Copy link

Despues de leer, ¿qué te pareció?