Detenida en Marruecos activista LGBTQI+ por llevar puesta una camiseta que decía “Alá es lesbiana”

La activista marroquí Ibtissam Betty Lachgar, conocida por su defensa de la diversidad sexual y los derechos del colectivo LGBTQI+, fue detenida el domingo bajo orden de la Fiscalía de Marruecos por un presunto delito de blasfemia. La detención se produjo a raíz de una fotografía publicada el 31 de julio en sus redes sociales, en la que aparece con una camiseta que lleva la frase “Alá es lesbiana”, junto a un mensaje en el que calificaba al islam de “fascista” y “misógino”. La Fiscalía ha abierto una investigación por “publicación de una imagen que contiene un insulto a la religión islámica”, y ha informado que se adoptarán las medidas legales correspondientes tras concluir las pesquisas.
Este caso ha desatado una oleada de críticas desde sectores conservadores y religiosos en Marruecos, país donde el islam es religión oficial y la blasfemia está penada por el Código Penal, con sanciones que pueden ir desde multas hasta varios años de prisión, especialmente cuando se difunden insultos religiosos a través de medios electrónicos. Aunque las críticas hacia el islam no están expresamente tipificadas, Marruecos castiga las ofensas a símbolos religiosos con penas que pueden alcanzar hasta cinco años de cárcel en casos difundidos públicamente.
Lachgar es cofundadora del Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales (MALI), reconocido por sus acciones provocadoras en defensa de las libertades individuales, incluyendo derechos de la mujer y los colectivos LGBTQI+, y que en 2013 organizó un beso colectivo como acto simbólico en pro de estas causas. Su activismo ha sido fuente de numerosas polémicas en un país de costumbres conservadoras, en el que la diversidad sexual y ciertos derechos aún enfrentan restricciones y rechazo social.
En respuesta a las amenazas recibidas en redes sociales que incluyen insultos sexistas, llamadas de muerte y violación, Lachgar ha contestado con firmeza, señalando que “el 99 por ciento (de estas amenazas) provienen de hombres” y denunciando “sus violencias misóginas, basadas en un marco religioso”.
La detención de la activista vuelve a poner de manifiesto la fractura entre la tradición y la modernidad en la sociedad marroquí, donde conviven leyes restrictivas y una visibilización creciente de la diversidad sexual urbana. En Marruecos, todavía se penalizan las relaciones fuera del matrimonio y la homosexualidad, aunque también se han registrado ciertos avances, como la posibilidad de que parejas no casadas compartan habitación en hoteles sin presentar certificados matrimoniales.
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