Desaparece Gulalai Ismail, luchadora por los derechos de las mujeres y perseguida en Pakistán

Gulalai Ismail es una de las más influyentes luchadoras sociales y defensora de los derechos de las mujeres en Pakistán: su trabajo incansable en contra de los matrimonios forzados, las violaciones y los abusos a las mujeres, ha iniciado un movimiento en su país que cada día toma más fuerza, y sus acciones humanitarias y su papel de protectora de los derechos humanos la ha llevado a audiencias con la Reina Isabel II de Inglaterra y con Michelle Obama, ex primera dama de los Estados Unidos.
Sin embargo, desde hace dos meses, no se sabe de ella. Está perdida, huyendo de un régimen que la persigue por darle una voz a los menos privilegiados.
Su familia, aunque está preocupada por ella desconocen su paradero, tienen fe de que siga viva. Esto se debe a que los servicios de seguridad de Pakistán, conocidos por ser unos de los más severos y brutales de todo el mundo, también la buscan. Ya allanaron la casa de la familia de la activista social en varias oportunidades — a veces sin tener siquiera orden de allanamiento — y han interrogado de manera abusiva a sus familiares y amigos.
Mohammed Ismail, padre de la desaparecida, manifestó que “si se está ocultando en alguna parte, que la encuentren, pero que no acosen a sus padres”. Dichas declaraciones por parte del profesor retirado y padre de la luchadora social, fueron hechas al equipo de reporteros del New York Times, desde su humilde casa ubicada en Islamabad, la capital de Pakistán, la cual no puede dejar dejar nunca por miedo a persecuciones.
Ismail cuenta que desde la ventana de su inmueble, se pueden ver dos vehículos del gobierno estacionados, permanentemente vigilando quién entra y quién sale de su morada. Además, cuenta que “la policía se siente frustrada por no poder encontrar” a su hija y que “están asediando” a su círculo íntimo. Relata además sobre la ocasión cuando los policías irrumpieron en su hogar — donde vivía su hija en aquel entonces — y se llevaron computadoras, celulares, cámaras y discos de DVD, y al chofer de la familia. El conductor regresó horas después sin poder hablar, mostrando signos de tortura por electricidad y aparentemente drogado. “No paraba de llorar”, explicó Ismail mostrando fotos del cuerpo violentado del conductor.
Desde ese entonces, su hija se fue de casa de sus padres. De hecho, nadie sabe dónde vive y se cree que cambia de residencia constantemente. Se disfraza para que no la reconozcan, y además, disminuyó su presencia en la calles y solamente aparece cuando es necesario. No obstante, su padre alega que nunca había desaparecido por tanto tiempo.
La activista de 33 años de edad, egresada de la Universidad Quaid-i-Azam, es miembro de la etnia pastún, uno de los grupos más grandes de ese país, y se ha convertido en una vocera importante del PTM (Movimiento de Protección de los Pastunes), el cual tiene como propósito desenmascarar a las fuerzas militares que han violentado a civiles en las zonas donde viven los pastunes. En enero de este año, Ismail denunció que militares del gobierno habían abusado sexualmente de muchas mujeres pastunes. Es por esto que la persiguen y pese a que las fuerzas de seguridad pakistaníes alegan que no tenían problemas con el trabajo de Ismail en defensa de las mujeres, afirman que ella y su familia están involucrados en lavado de dinero y que constantemente financian operaciones terroristas, acusaciones que la familia Ismail niega rotundamente. “Todo es mentira”, dicen.
Pese a su desaparición, las autoridades de seguridad paquistaníes continúan asechando a Ismail, tanto así que la han acusado de financiamiento del terrorismo y difamación de instituciones estatales. No obstante, el gobierno de Pakistán no ha presentado cargos formales en su contra.
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