Ya sea en el trabajo, antes de publicar esa foto en Instagram o incluso mientras haces una compra, muchas veces somos extra amigables o nos preocupa saber cómo somos percibidos por los demás. Nos preguntamos cosas como: ¿Les gusta cómo me veo? ¿Les gusta lo que digo? ¿Les gusto? como un eco inconsciente e incesante en nuestras cabezas. No te preocupes; es humano querer caer bien. Los psicólogos explican que es una necesidad humana fundamental. Nuestra necesidad de aceptación social surgió de nuestro deseo de sobrevivir físicamente: antes, teníamos que construir un refugio, encontrar comida y defendernos cada día, y era mucho más fácil hacerlo en equipo, así que era fundamental caerles bien a los demás.

Hoy en día, nuestros cerebros no se han dado cuenta de que ya no nos defendemos de los animales salvajes, así que seguimos complaciendo a la gente. Estamos programados para buscar la aceptación y evitar el rechazo. Según Psychology Today, nuestra necesidad de gustar puede impedirnos hacer cosas que nos importan (pero, ¿qué pensarán?), probar cosas nuevas (pero, ¿qué pensarán si no soy bueno haciendo eso?) y, por supuesto, provocar estrés por cumplir las expectativas (¿cómo puedo gustarles?). Básicamente, puede impedirnos encontrar y vivir como nuestro verdadero yo.

No siempre agradarás a todos, y eso está bien. Resistirse a complacer a otros no implica ser grosero o irresponsable; se trata de actuar según tus propios valores y prioridades, en lugar de buscar la aprobación ajena. La realidad es que las mismas cualidades que te hacen simpático para una persona pueden ser las mismas que te hacen antipático para otra. Muchas veces, la percepción que los demás tienen de ti no tiene que ver contigo, sino con factores externos como su estado de ánimo o situaciones personales. Es fundamental entender que todos somos diferentes y no necesitas gustar a todo el mundo.

Así que, como todo el tema de la “simpatía” está en gran medida fuera de tu control, ¿por qué cambiar para complacer a los demás? Hay que recordarse a uno mismo que es normal no caer bien a todo el mundo. Cuando vinculamos nuestra valía a los “me gusta” de los demás (ya sea en la vida real o en las redes sociales), perdemos nuestra autoestima, confianza y todas esas buenas sensaciones que pueden ayudarnos a soportar el no gustar. Tu valor como persona no necesita de aprobación, así que no lo busques.

Con esto no queremos decir que caigas en el yoísmo o que solo hagas cosas que te beneficien personalmente. Haz simplemente las cosas que necesitas o quieres hacer de una forma que sea totalmente tuya y que te impulse a seguir adelante. La próxima vez que intentes crear o conseguir algo, pregúntate para quién y por qué lo haces; así, si estás en un modo de complacer a la gente, intenta reconectar con tu porqué. Todo a su tiempo, poco a poco, con paciencia y con mucha amabilidad contigo mismo. En lugar de tomar decisiones basándote en lo que aprobarán los demás, empieza a tomarlas basándote en lo que es bueno para ti… y sigue adelante.

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