
Club Fauna 9: Privilegio en la intimidad
Unos minutos después de que los santiaguinos Niños del Cerro se bajaran del escenario, llegó el momento para el primer número internacional del noveno aniversario de Club Fauna: Perras on the Beach. La banda cuyana se encargó de encender, tibiamente, el ambiente de un Teatro Teletón donde, pasadas las ocho y media, cuando caía la tarde, el tránsito en el acceso se hacía continuo. Era la génesis de la que fue una larga noche de sonidos para oídos demandantes de vanguardia.

Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat/mor.bo
Los Perras intercalaron cortos de Chupalapija y Flow de Cuyo, las dos placas que les permiten liderar la escena indie argentina y que los llevaron a Chile por segunda vez. Por el formato, mega reducido, no terminaron de conectar con el público ante la necesidad de mostrar gran parte de su repertorio más psicodélico. Hubo espacio para los hits, Ramonay Puchos, donde se impone el indie y la voz de Simón Poxyran, el frontman, y para estrenos como Sangucci, una lectura de la sociedad de parte de Bruno Beguerie, el bajista que se aventura a convertir a su clan en uno de rap, que se para frente a las apariencias engañosas y las repudia. El show de unos que aplazaron un verdadero estreno estelar en Chile dejó coros en las primeras filas y tibios aplausos del resto que quedó con buenas sensaciones iniciales.
Vino el turno de Animal Collective, cuarteto de Baltimore que se guardó en casa a dos de sus integrantes y llegó a Santiago de la mano del incansable rasgueo de las guitarras de Avey Tare y Panda Bear, los encargados del aclamado Sung Tongs (2004), álbum que fue interpretado en su totalidad ante una audiencia que se repartió entre el respeto y el agobio. Mientras algunos entendieron la propuesta freak-folk que tenían a su disposición, con momentos ambient de extrema relajación, algunos de desenfreno y todos acompañados por letras que surgían cuales susurros desde las penumbras, otros se aprovecharon de los silencios para actuar de protagonistas del momento, y estaban a kilómetros de serlo.

Animal Collective @ Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat

Animal Collective @ Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat
Acompañados por dos telones de imágenes rebalsadas de contenido sobre el paso de la vida a la muerte que iban cambiando de color según la iluminación del minuto, los que oficiaron de dúo llevaron la experimentación al límite. Fue una hora de contemplación y estimulación. El que se sumó, flotó.
Las primeras ovaciones cerradas, sin espacio a la duda, se las llevó Father John Misty (Maryland, 1981), que comenzó a promocionar su cuarta producción, la melancólica y cada-vez-más-soft God’s Favorite Costumer, a fines de abril en Estados Unidos, y luego la llevó hasta Irlanda del Norte, Inglaterra, República de Irlanda, España, Francia, Polonia, Portugal, Dinamarca, Holanda, Noruega, Canadá y a un segundo recorrido por su país natal antes de pisar México, Brasil, Argentina y Chile casi sin pausas.
En medio de la velada en el Teletón, enamoró a la contraparte desde el inicio hasta el final con su simpleza para sacar conclusiones de la cotidianidad y con su imponente voz, que sí logró el decoro que no pudieron ganarse sus antecesores. Josh Tillman, o simplemente J. Tillman, el alias con el que lanzó ocho discos anteriores al proyecto FJM, tiene 39 fechas confirmadas para el período que comprende el inicio de septiembre y la mitad de noviembre, pero en Santiago, según sus palabras, sabía que tenía que dejar una buena impresión. Porque era su primera vez en el territorio, porque la conquista de fanáticos podía ser fructífera (lo fue) y porque podía darse un gusto de ofrecer ese repertorio de estadios y festivales a unos pocos que se agolparon con devoción por su persona hasta el salón de Rosas.

Father John Misty @ Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat/mor.bo

Father John Misty @ Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat/mor.bo

Father John Misty @ Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat/mor.bo
Fue un privilegio en la intimidad donde, además, el artista hizo funcionar el acelerador y en el tiempo pactado alcanzó a mostrar 18 canciones, repartidas entre toda su nueva trayectoria — nunca hizo eco a sus primeros siete años en la música— con particular énfasis en las que eran carta segura. I Love You, Honeybear, Pure Comedy, Hollywood Forever Cemetery Sings y Total Entertainment Forever, los karaokes de la jornada. ¡Para qué hablar de más si hay tanta obra que exhibir!
Tillman maneja los tiempos: supo cuando desprenderse de la guitarra acústica para interactuar con los devotos, seducir con su lírica y pasearse por toda su tarima, a esa altura mientras sus músicos de gira y las visuales en la pantalla decoraban al que se llevó todos los flashes con mérito. Es que recorrió las frustraciones hasta el fondo, floreció y repitió el ejercicio en incontables ocasiones.

Cut Copy @ Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat/mor.bo

Cut Copy @ Aniversario Club Fauna. Fotografía: Lukas Cruzat/mor.bo
Por lo anterior fue necesaria una sesión como la que ofrendó Cut Copy en su quinta visita a la capital chilena, cinco años después de la cuarta, que encajó con el Primavera Fauna de 2013. Estaba instalada la sensación de melancolía en esa cancha y faltaba el ánimo fiestero que a la altura de la tríada Future /Pharaohs & Pyramids/Hearts on Fire ya estaba más que instalado. Los australianos, con el foco puesto en la vigencia y en cómo esta puede ser amalgamada, mantuvieron vivos sus estrenos hasta el desenlace del primer set, que se cerró en un saltadero producido mientras se repetía la frase even if it breaks your heart hasta el último beat.
Nadie se iba sin su guinda. Y fue doble, pues los de Melbourne, con Dan Whitford a la cabeza, ejecutaron Meet Me in a House of Loveantes de Lights & Music, el último signo de libertad y absoluta sincronía entre los músicos, sus fans y los que derechamente fueron a festejar de, a esa altura, seis horas que emularon a un jukebox con menú infinito. Al término, con todos pidiendo más sin suerte, las vías de salida tomaron forma. Un porcentaje, inferior a la mitad de la concurrencia, esperó a que las luces se encendieran. Ocurrió después de las 4 y 30, con Alejandro Paz bailando el househasta que no quedaron piernas.
Despues de leer, ¿qué te pareció?