Así es como el “doomscrolling” afecta tu cerebro: ¿cómo solucionarlo?

A todos nos ha pasado: entras en tu teléfono para enterarte de lo que ocurre con la pandemia o con el panorama político y, de repente, te ves completamente absorbido por las malas noticias más recientes. Tu ritmo cardíaco se acelera mientras lees un post tras otro. Todo es terrible, pero no puedes parar: necesitas saber más. Tu pulgar apenas puede seguir el ritmo de tus ojos mientras lees, hambriento de más información. Cuando tu pantalla se queda sin contenido nuevo, pulsas “refrescar” y el viaje comienza de nuevo.
Esto es lo que se denomina como doomscrolling, un término que Merriam-Webster define como “la tendencia a seguir navegando o desplazándose por las malas noticias, aunque sean tristes, descorazonadoras o deprimentes”. Es probable que la palabra haya aparecido por primera vez en un tuit (lo cual es apropiado dado que Twitter es la plataforma ideal para el doomscrolling) allá por 2018, pero ha tomado fuerza desde que el COVID-19 puso al mundo en modo de crisis. Y sí, estar constantemente consumiendo contenido que induce al miedo puede conducir a una variedad de problemas de ansiedad que pueden causar malestar físico y mental.
Los efectos físicos de la ansiedad pueden incluir dolor de cabeza, malestar estomacal, tensión muscular, sentirse cansado con facilidad, no tener hambre o tener dificultades para dormir. Estar expuesto a un contenido negativo excesivo puede exacerbar la depresión en quienes están predispuestos a ella. Ante el miedo o la amenaza, las personas pueden incluso recurrir a un comportamiento hostil o agresivo. Permanecer despierto hasta altas horas de la noche mientras se hace doomscrolling no solo nos quita tiempo de sueño, sino que también dificulta conciliarlo, o tener un ciclo de sueño reparador. Con el tiempo, estas condiciones pueden tener un gran efecto en nuestra mente, provocando verdaderas deficiencias cognitivas, como la reducción de la atención o los problemas de memoria y razonamiento.
Al final, si la información negativa se apodera de nuestra atención y nuestra memoria, agotará la capacidad cognitiva que podría utilizarse para otras cosas. Y cuando estamos constantemente absorbiendo noticias negativas y registrando recuerdos negativos, nos sentimos aún más deprimidos, creando un círculo vicioso. Pero, ¿cómo romper con esto? Hay formas de acabar con el círculo vicioso, y no es necesario renunciar a las redes sociales o a las noticias en línea. Crea límites con tu teléfono utilizando un despertador tradicional y manteniendo tu teléfono lejos de la cama; haz que mirar tu teléfono sea algo intencionado, no compulsivo, y desactiva las alertas de noticias: programa un momento para consumir noticias.
Si quieres hacer una diferencia real sobre alguna noticia, involúcrate con alguna iniciativa o ONG, e involúcrate en la vida real en vez de hacerlo en Internet. Sobre todo, date tiempo para acostumbrarte a tu nueva rutina, pero el cerebro es mejor que cualquier smartphone: siempre se está adaptando y evolucionando y respondiendo a señales externas, así que poco a poco verás la diferencia.
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