Algunos tampones contienen plomo, arsénico y otros metales tóxicos, según estudio

Investigadores encontraron más de una docena de metales, entre ellos plomo y arsénico, en tampones muy extendidos en EE.UU. y Europa, utilizados potencialmente por millones de personas. Según el estudio publicado esta semana en la revista Environmental International, se encontró plomo en los 30 tampones analizados de 14 marcas diferentes, y la exposición a este tal puede causar daños neurológicos. Se trata del primer trabajo que mide la concentración de metales en tampones, según Kathrin Schilling, profesora asistente de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia y autora principal del estudio.
“Aunque los metales tóxicos son omnipresentes y estamos expuestos a niveles bajos en cualquier momento, nuestro estudio muestra claramente que los metales también están presentes en los productos menstruales, y que las mujeres podrían estar en mayor riesgo de exposición al usar estos productos”, dijo Schilling. Entre septiembre de 2022 y marzo de 2023, los investigadores compraron tampones en tiendas físicas de EE.UU., Reino Unido y la UE, así como en dos de los principales minoristas en línea; en total, 14 marcas diferentes, en combinaciones únicas de marca, línea de producto y absorbencia. En general, se seleccionaron productos que figuraban entre los más vendidos, así como productos de “marca de la tienda” de varias grandes cadenas minoristas.
Se analizaron las concentraciones de 16 metales en 30 tampones: arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, mercurio, manganeso, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc. Las concentraciones se compararon en función de varias características de los tampones, como la región de compra, la composición del material orgánico y el tipo de marca. Los investigadores detectaron concentraciones mensurables de los 16 metales evaluados, incluidas concentraciones medias elevadas de los metales tóxicos plomo, cadmio y arsénico. Las concentraciones de plomo eran mayores en los tampones no ecológicos, mientras que las de arsénico eran mayores en los ecológicos.
Lo que más preocupaba a los investigadores era la presencia de plomo en todos los tampones analizados. Como señalan, no existe un nivel seguro de exposición a este metal pesado; cualquier cantidad de plomo que se filtre de un tampón y entre en el torrente sanguíneo puede tener un efecto negativo en la salud. El plomo se almacena en los huesos, sustituyendo al calcio, y puede permanecer allí durante décadas. Se sabe que afecta negativamente al cerebro, los riñones, el corazón, la sangre, el sistema inmunitario y los órganos reproductores y que repercute en el desarrollo. Se sabe que el arsénico inorgánico provoca cáncer y se ha asociado a enfermedades cardiovasculares, dermatitis, enfermedades pulmonares y cerebrales. El cadmio afecta a los riñones y puede causar daños renales, además de estar relacionado con enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores afirman que hay varias formas de introducir metales en los tampones. Una es la contaminación de materias primas como el algodón, el rayón o la viscosa durante la producción. Otra es la contaminación con metales procedentes del agua durante la fabricación. Algunos metales pueden introducirse intencionadamente. Varios de los metales detectados por los investigadores pueden añadirse como agentes antimicrobianos, de control de olores o lubricantes. “Espero de verdad que se exija a los fabricantes que analicen los metales de sus productos, sobre todo los tóxicos”, afirma Jenni Shearston, becaria posdoctoral de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Berkeley y autora principal del estudio. “Sería emocionante ver cómo el público reclama esto, o pide un mejor etiquetado en los tampones y otros productos menstruales”.
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