5 maneras de apoyar a alguien con VIH

Las personas que viven con el VIH son duras y resistentes, pero a veces esa autosuficiencia hace que la gente quiera asumir toda la carga por sí misma. Una persona que vive con el VIH puede no querer que otras personas se involucren en sus asuntos y no quiere que sus problemas de salud sean problemas de otros. Es una reacción inicial bastante normal querer mantenerlo en secreto, por lo que es un gran problema cuando alguien comparte su condición de seropositivo contigo. El VIH puede ser un camino difícil. Hay que recordar la medicación, los problemas ocasionales con el seguro, la vergüenza y el estigma social, los efectos secundarios (a veces), la depresión y una buena dosis de miedo.
No importa lo duro que sea alguien, nadie debería tener que hacerlo solo. Por eso, si quieres echar una mano a alguien que vive con el VIH, te animamos a que lo hagas de una manera que le capacite y no le haga sentir como una carga, una víctima o un caso de caridad. Recibir un diagnóstico de VIH es una de las cosas más difíciles de soportar en muchos sentidos: mental, física, emocional, social e incluso espiritualmente. Sabemos que quieres lo mejor para las personas que quieres y te importan, así que hoy te ofrecemos una pequeña guía para apoyar a ese ser querido con VIH.
Reconoce y tranquiliza a ese ser querido
Si alguien te revela su condición de seropositivo, agradécele que te haya confiado su información médica privada. Si procede, pregunta si hay algo que puedas hacer para ayudarle. Una de las razones por las que pueden haber decidido revelar su estado serológico es que necesitan un aliado o un defensor, o pueden necesitar ayuda con un problema o un reto concreto. Algunas personas hacen pública esta información, mientras que otras la mantienen en secreto. Pregúntales si otras personas conocen esta información y hasta qué punto son privadas con respecto a su estado serológico. Hazle saber a la persona, mediante tus palabras o acciones, que su condición de seropositivo no cambia su relación y que mantendrás esta información en privado si así lo desea.
Aprende y edúcate
Lo primero que debes hacer es informarte sobre el VIH: qué es, cómo se transmite y cómo no se transmite, cómo se trata y cómo se puede estar sano con el VIH. Tener un conocimiento sólido del VIH es un gran paso adelante para apoyar a tu ser querido y asegurarle que el VIH es una condición de salud manejable. Las páginas de información básica sobre el VIH de la OMS son una excelente fuente de información para familiarizarse con el virus: tenlas a disposición de tu amigue recién diagnosticade si las desea. El conocimiento da poder, pero ten en cuenta que tu ser querido puede no querer toda esta información de inmediato.
Escucha con empatía
Presta mucha atención a lo que dice esa persona, así como lo que hace. Cuando hables con alguien que vive con el VIH, intenta asegurarte de que el entorno les hace sentir cómodos y no aumenta sus problemas emocionales. Es una buena idea asegurarles que pueden hablar contigo de cualquier cosa, pero sin obligarles a compartir. Es asunto suyo compartir lo que consideren oportuno. Recuerda que las acciones hablan más que las palabras. Lo que te digan, te lo están confiando a ti y esperamos que no digas ni una palabra a nadie más. Otra cosa que puedes hacer es practicar la escucha activa: prestar mucha atención a lo que dice la otra persona y filtrar tus propias reacciones emocionales. Si estás confundido, intenta hacer preguntas con cuidado y suavidad para asegurarte de que entiendes lo que está pasando. La escucha activa se basa en el respeto, la compasión, la atención y la ausencia de juicios. A menos que tengas el VIH, es difícil entender el torbellino emocional por el que pasan las personas que sí lo tienen. Ser un oyente intencionado y un amigo o familiar de confianza en el que apoyarse es increíblemente útil.
Exhórtale a que haga su tratamiento
Esto es muy importante, pero puede ser un campo de minas emocional, ya que es un área en la que puedes hacer mucho bien, pero solo si tu ser querido está de acuerdo. La adherencia, o el cumplimiento de algo, es uno de los mayores retos médicos del VIH. Los medicamentos funcionan, pero a veces tienen efectos secundarios, cuestan dinero y tiempo, y obligan a cambiar los hábitos de vida. Si dejan de tomar la medicación, se arriesgan a que el VIH mute y sea más difícil de tratar. Puedes ayudar con recordatorios creativos y divertidos para que tomen la medicación u ofrecerte a llevarles a las citas con el médico o a las reuniones de los grupos de apoyo. Lo importante es ser realmente útil sin provocar resentimiento. Si eres crítico o mandón, puedes acabar desanimando a las personas a seguir el tratamiento, lo cual es exactamente lo contrario de lo que quieres.
Sé un ancla de apoyo inamovible
Para ayudar de verdad a alguien, tienes que comprometerte a hacerlo, y hacer un esfuerzo para ser verdaderamente útil. Esto puede suponer aceptar que las personas no siempre quieren o necesitan ayuda todo el tiempo. Las personas con VIH pueden beneficiarse de la tranquilidad, el apoyo moral, el compañerismo y la amistad. Pero no necesitan culpa, juicio o drama. Si tu apoyo ayuda a alguien a encauzar su vida y seguir el tratamiento, básicamente estás salvando la vida de alguien. Puede que no siempre sea fácil, pero merecerá la pena.
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